Dime por qué tienes carita de pena
Pedro Sánchez se emplea a diario en inyectar optimismo a los suyos. Recorre España con una consigna: "Trabajo, confianza y una sonrisa"
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Pedro Sánchez en su último acto, en Palma de Mallorca. / PSOE (ACN)
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Madrid
Iba camino del primer acto de la campaña, en Getafe, procedente de su último mitin de precampaña, en Tomelloso, y Angels Barceló le preguntó por teléfono, en 'Hora 25', qué tal estaba. Pedro Sánchez le respondió un "yo estoy bieeeeen", recreándose en cada sílaba, en un tono que llevaba implícito lo que no llegó a decir ("no sé por qué me lo preguntas").
Y es que el líder socialista ha entrado en la recta final de su carrera a la Moncloa, la campaña electoral, con un CIS que ensombrece el gesto de muchos socialistas pero que no parece torcer el ánimo del candidato, más expuesto que nunca en estos días y más accesible a la prensa de lo que acostumbra. Ofreció un desayuno informativo a dos días de pegar los carteles y otro, con Cataluña como argumento principal, el primero de la campaña electoral. El Sánchez de esta campaña busca huecos para saludar y comentar la jornada con los periodistas de la caravana y se muestra en público relajado y cercano, mucho más que en la ruta electoral de las municipales y autonómicas cuando él no era el candidato.
Quizá porque sea consciente de que en el PSOE hay "preocupación contenida" (utilizando las palabras de un socialista tras leer los datos del CIS), Sánchez se ocupa a diario de trasladar un mensaje de optimismo a la tropa. En castellano y en catalán (Cataluña y Palma de Mallorca han sido sus primeras paradas) entona un "vamos a ganar las elecciones" nada más abrir los actos. Luego el discurso se va a adaptando a la actualidad y la promesa electoral del día pero siempre cuela, a modo de confesión cómplice para el auditorio del lugar, un "tengo muchas ganas de ganar a la derecha" que desemboca con la misma consigna: "Sólo os pido tres cosas: trabajo, confianza y una sonrisa, porque vamos a ganar las elecciones". Que nadie se venga abajo, viene a decir.
Si en algo confían en el Comité Electoral del PSOE es en el rendimiento del partido en una campaña que consideran decisiva, teniendo en cuenta que hay un 41% que, según el CIS, no tiene claro su voto. Ni en Getafe, en la apertura, ni el viernes y el sábado en Hospitalet de Llobregat e Inca, han hecho los socialistas grandes demostraciones de fuerza; más bien todo lo contrario. Han optado por actos medianos y solo en el mitin de Baleares se dio la sensación de espacio abarrotado. "¿Esto es Barcelona?", se preguntaba una experimentada periodista que ha cubierto más de una caravana electoral del PSOE y que recordaba los tiempos en los que el PSC organizaba grandes actos a sus candidatos nacionales. Eso ya pasó. La nueva política ha jubilado las herramientas de entonces y los éxitos, aseguran fuentes socialistas, no se miden en llenos, por mucho que un acto caluroso siga contagiando a los asistentes de las ganas de ganar las elecciones.
La furgoneta de Sánchez no deja de hacer kilómetros como los hacían los candidatos de entonces, pero él juega otras bazas. Explota la calle porque funciona bien entre la gente que le besa, le piropea, le confía sus problemas y hasta le quiere regalar calzoncillos rojos para Nochevieja (una foto que rehuyó hábilmente en Nou Barris) y mantiene su presencia constante en televisión.
El último plató que ha visitado ha sido el de María Teresa Campos, este sábado. A Sánchez, como a todos los candidatos que han pasado por el trance, le pidió la veterana periodista que eligiera una canción. El estribillo de la pieza, interpretada en directo por las artistas del programa, repetía como una letanía "dime por qué tienes carita de pena". La cámara de ¡Qué tiempo tan feliz! apuntaba, lógicamente, a Pedro Sánchez. Y él, claro, no dejaba de sonreír.