Muere Glucksmann, el filósofo polemista contra los totalitarismos
Periodista, ensayista y mediático, un filósofo bisagra entre dos generaciones
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Fotografía de archivo que muestra al filósofo francés Andre Glucksmann durante un foro en Madrid. / EFE
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París
André Glucksmann, uno de los filósofos franceses más mediáticos y polemistas, ha muerto la noche pasada a los 78 años. Formado en la postguerra en el ambiente estudiantil cercano al comunismo (maoísmo), rompió espectacularmente con el marxismo en 1975 al publicar La cocinera y el devorador de hombres, libro que sería un superventas en Francia.
Se le considera por eso un filósofo bisagra entre dos generaciones, entre la de Sartre, Aron y Foucault y los denominados "nuevos filósofos" como Bernard-Henri Lévy.
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File picture shows French Philosopher Andre Glucksmann as he attends the MEDEF summer forum on the campus of the Ecole Polytechnique, in Palaiseau near Paris, August 29, 2008. Glucksmann died on November 10, aged 78, French media announced. REUTERS/Charle / CHARLES PLATIAU
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File picture shows French Philosopher Andre Glucksmann as he attends the MEDEF summer forum on the campus of the Ecole Polytechnique, in Palaiseau near Paris, August 29, 2008. Glucksmann died on November 10, aged 78, French media announced. REUTERS/Charle / CHARLES PLATIAU
Destacó siempre por su ataque a los totalitarismos. Cubrió como periodista francés la caída del muro de Berlín y del bloque soviético. Apoyó la intervención de la OTAN contra Serbia durante la guerra de Kosovo en 1999. Y, aunque se reivindicaba de izquierdas, no dudó en defender a Nicolás Sarkozy, como candidato a la presidencia de la República por la Unión del Movimiento Popular (UMP), hoy renombrado "Los Republicanos".
En su obra Una rabieta infantil (2006) explica haber estado siempre indignado por "las miserias del mundo".
El fallecimiento de Glucksmann se conoció esta mañana a través del comunicado de su propio hijo, el realizador Raphaël Glucksmann: "Mi primer y mejor amigo ya no está. He tenido la suerte increíble de conocerle, reír, debatir, viajar, jugar, y de hacer todo y nada con un hombre tan bueno como genial".
Glucksmann fue un polemista incasable al que conoce el gran público francés por sus intervenciones frecuentes en los platós de la televisión. En 1974 fue uno de los primeros intelectuales que arremetió contra "el silencio complaciente" de los periodistas europeos hacia los millones de víctimas del "gulag" soviético.
En 2002 fue invitado para hablar de Dostoievski en Manhattan, un libro autobiográfico imprescindible para conocer su trayectoria vital y su obsesión por la libertad y los derechos humanos. Hijo de padres refugiados procedentes de la Europa central ( judíos y comunistas), su padre muere al principio de la Segunda Guerra mundial, su madre se adhiere a la "resistencia" y el pequeño André sobrevive "escondido" como montones de niños de su generación.
Comunista en su juventud, militante del maoísmo francés, vive con entusiasmo el "mayo del 68", se implica en el combate por la "boat people" contra el Vietnam comunista. Toma partido activo después por los disidentes de Europa del Este, por los argelinos y los chechenos. El filósofo evoca después los atentados contra las torres gemelas en EEUU recomendando leer a Dostoïevski para comprender la personalidad de los terroristas, al tiempo que reclama solidaridad entre todos los demócratas para combatirlos.
El presidente de la República, François Hollande, al que el filósofo no apoyó en su candidatura, le ha rendido homenaje. "Influido por la historia trágica tanto como por su deber de intelectual, Glucksmann no se resignaba a la fatalidad de las guerras y las masacres. Siempre velaba y estaba atento al sufrimiento de los pueblos. La libertad de Ucrania fue uno de sus últimos combates…", señala el Elíseo en su comunicado de condolencia.