Pruebas de ADN en busca de sangre azul
El ADN pone a prueba a las familias de la aristocracia británica
Londres
Los avances científicos pueden dar más de una sorpresa a muchas de las grandes familias británicas con pedigrí. Una decisión judicial tiene muy preocupada a la aristocracia celosa de sus títulos y escudos de armas. Un grupo de siete magistrados, que forman parte del Comité Judicial del Consejo Privado de la reina, va a decidir si las pruebas de ADN se pueden utilizar para resolver disputas sobre los títulos nobiliarios hereditarios.
Isabel II ha intervenido personalmente para resolver un caso que enfrenta en los tribunales desde hace tres años a dos líneas rivales de descendientes de la misma familia.
El título de Barón de Pringle of Stichill, data de 1683. El último en ostentarlo fue Sir Stuart Pringle, Comandante General de los Royal Marines que combatió en la guerra de las Malvinas y sobrevivió a un atentado del IRA. El barón murió en el año 2013 y se esperaba que el titulo pasara a su hijo mayor, Simon de 56 años.
La disputa surgió cuando las pruebas de ADN mostraron que el militar fallecido no estaba genéticamente vinculado al resto del clan de los Pringle. Un primo segundo de Simon, Murray Pringle de 74 años, de profesión contable, reclama el título, argumentando que debía haber sido su padre, el hermano más joven, el legítimo heredero. Hace dos años presentó una reclamación, aportando los datos de ADN, un tipo de prueba que hasta ahora nunca se habían tenido en cuenta en estas disputas de linaje.
El tribunal que asesora la Reina se reunirá en noviembre a petición de la soberana para analizar el contencioso en caso de que decida que las huellas genéticas son admisibles, se sentará un precedente, que puede conducir a la revisión de otros títulos nobiliarios. “Será como abrir una caja de gusanos”, afirma un experto en árboles genealógicos. El ADN conduciría a detección de otros antepasados ilegítimos y al cuestionamiento de aristócratas actuales, que no tienen la sangre tan azul como parecía.