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CASO RATO

El PP teme que Rato acabe en la cárcel y dañe su campaña para las generales

En las filas conservadoras creen que lo único que les puede afectar de cara a diciembre es la corrupción y cruzan los dedos para que la persona que fue toda una leyenda en su partido no acabe en la cárcel y perjudique la imagen de Rajoy. Los populares tachan de “indignante” que Rato recibiera 40.000 euros mensuales por asesorar a Portuondo y al Gobierno le preocupa que el testaferro siga en la cárcel

Rodrigo Rato en una fotografía de archivo.

Rodrigo Rato en una fotografía de archivo.

Madrid

Los populares ya le están dando vueltas a la campaña de las generales y creen que sólo la corrupción les perjudica. "Lo que nos puede tumbar es el calendario judicial", comenta un líder territorial del PP. Les preocupa que estalle algún nuevo caso pero, sobre todo, que se viva otro terremoto interno a cuenta de los que ya se conocen.

Los conservadores dicen que con Luis Bárcenas han vivido una pesadilla por el goteo de informaciones que ha durado años. Pero también reconocen que se hundieron cuando estalló la ‘Operación Púnica’ porque no se lo esperaban. Aunque lo que, sin duda, remató la imagen del PP fue Rodrigo Rato. Sobre todo esa foto en la que el policía le pone la mano en la nuca para que agache la cabeza justo al entrar arrestado en el coche. El desgaste de la formación popular fue brutal.

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Aquella instantánea se tomó el 17 de abril. Poco después, el 24 de mayo, se celebraban las elecciones municipales y autonómicas. Durante toda la campaña, Rajoy evitó mencionar cualquier tipo de escándalo. Ni siquiera, al cierre, en la Comunidad Valenciana, después de lo vivido con Francisco Camps, quiso sacar el tema. Tras la pérdida de votos, el presidente del Gobierno tuvo que admitir que había sido una equivocación no hablar de corrupción.

A Rajoy el nombre de Rato le incomoda especialmente porque fue su compañero en el Consejo de Ministros y la persona con la que rivalizó por la sucesión de José María Aznar. Su figura era un mito en las filas populares. Le invitaban a todos los foros. Era un ejemplo. Y, de pronto, el del milagro económico", el todopoderoso vicepresidente, el director del Fondo Monetario Internacional terminó pidiendo la baja como militante por las tarjetas black.

Y ahora lo que más temen, tanto en el Gobierno como en el PP, es que sea él quien al final empañe la carrera de Rajoy para revalidar su cargo en la Moncloa. Les intranquiliza que termine en la cárcel y esperan que no coincida encima con la época electoral. Dan por hecho que les afectaría mucho. "Sería un mazazo en nuestras expectativas", reconoce un diputado.

Todos los populares consideran que está envuelto en historias muy turbias. Pero creen que de todos los frentes que tiene abiertos, el que más se le puede complicar es el del supuesto cobro de comisiones a proveedores de Bankia.

Desde que la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (Onif) alertara en su último informe remitido al Juzgado a finales de julio de que Rato podía haber estado blanqueando dinero en el exterior, los investigadores de la UCO pusieron el foco sobre la figura de Alberto Portuondo y comenzaron a cruzar datos que culminaron con su arresto e ingreso en prisión en agosto. "Estamos mosqueados porque el testaferro sigue dentro", comenta un ministro.

Hoy la Cadena Ser desvela que Rato recibió 40.000 euros al mes de Portuondo por informes verbales. Por aquel entonces él, como presidente de la entidad bancaria, cobraba más de dos millones de euros brutos. Al preguntar por ello, en el Partido Popular ya no dan crédito. En Génova están "hartos" de que todos los días salgan noticias suyas y les parece "indignante, impresentable". Algunos cargos de la cúpula conservadora se escudan en que ya no forma parte de sus filas. Y desde la Moncloa insisten en que esta es la legislatura de "hacer limpieza" y se apuntan el tanto de que gracias al PP se investigan todos los trapos sucios.

Ahora en el Partido Popular todos esperan algún movimiento. Pero cuando hablan de él siempre van con cuidado. No le tachan directamente de “delincuente” como a Bárcenas. Desde la sede nacional popular hay quien dice que aún les pesa que forme parte de la historia de su partido. Pero otros apuntan que no lo hacen porque son “irregularidades” de su ámbito privado, no político.

A pesar de todo, en privado algunas voces dicen lo que piensan y, a medida que se han ido conociendo detalles, no dudan en calificarle de "chorizo". "La verdad es que tiene muy poca vergüenza", señala un ministro. Pero nadie se lo suelta a la cara. Algunos cuentan que todavía se le tiene miedo porque sabrá muchas cosas del PP que no interesan que se sepan.

En el PP están en alerta. Dan por hecho que en plena campaña alguien abrirá la caja de Pandora. "Puede ser un problema enorme", indica un vicesecretario. Esperan que desde el equipo de Rajoy se haya ideado "un plan para reaccionar". Explican que ahora que se está cuidando tanto la política de comunicación, sería una equivocación no estar preparados por si hay algún incendio. Y le piden que, en caso de que ocurra algo, comparezca de inmediato. Nada de plasma.

Para muchos dirigentes el silencio con el que Rajoy suele abordar estos temas les hace mucho daño. Por eso reclaman a su presidente que se ponga como modelo de regeneración democrática con hechos y no como hace siempre con palabras, en las que se remite a las medidas impulsadas por el Ejecutivo que no son tangibles.

 
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