¿Qué queda de ETA?

Madrid

Desde hace tres años los dos detenidos en Francia se estaban encargando de gestionar el final de ETA. Cuando ETA declaró el cese de las acciones armadas, los dos intentaron negociar una salida con los mediadores internacionales y con los miembros del Comité de Verificación. A finales del 2011 viajaron a Oslo (Noruega) y allí estuvieron durante ocho meses amparados por las autoridades noruegas aunque finalmente no se llegó a ningún acuerdo y Noruega los expulsó del país.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, lo que queda ahora en Francia son miembros sueltos de la organización armada sin ningún tipo de estructura ni de dirección. Según estas fuentes en Francia hay menos 10 personas, poco conocidas , viviendo en la clandestinidad que esperan la posibilidad de refugiarse en otros países como Alemania, Inglaterra, Bélgica, Irlanda y Sudamérica, que es hasta donde se han desplazado todos los que estaban en Francia en los últimos 4 años.

En principio no se baraja la posibilidad de que ninguno de los que estén en Francia vaya a tomar las riendas de otra estructura directiva que puede seguir gestionando lo que hacían los detenidos. Iratxe Sorzabal y David Pla se encargaban también de controlar el arsenal armamentístico y explosivo que todavía tiene la organización armada y habían llegado a diseñar un plan para sellar los zulos que nunca terminaron de acordar con el Comité de Verificación.

Según fuentes policiales, en el momento de la detención los dos jefes de ETA preparaban con otro de los detenidos, con Ramón Sagarzazu, un plan para reactivar la internacionalización del conflicto. Sagarzazu, hijo de un histórico de ETA que se encargó durante muchos años de las finanzas de la banda armada, perteneció durante muchos años al aparato internacional de ETA. Hay constancia policial de que habían mandado diferentes mensajes a Francia y a España pero ninguno de los dos ejecutivos les había contestado.