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Una medalla de bronce y un riñón nuevo para Aries Merritt

El estadounidense y recordman mundial queda tercero en la final de 110 metros vallas unos días antes de recibir un trasplante de riñón de su hermana

Aries Merrit ha conseguido la medalla de bronce en el mundial / Alberto Pozas

Aries Merrit ha conseguido la medalla de bronce en el mundial

Pekín

Aries Merritt (Chicago, 1985) acaba de conseguir la medalla de bronce de los 110 metros vallas en el mundial de Pekín, después de ser campeón olímpico y de batir el récord mundial, pero afrontará su carrera más difícil el próximo 1 de septiembre: el hombre más rápido de la historia de las vallas será sometido a un trasplante de riñón.

El origen de la operación radica en un desorden genético que sufre Merritt, diagnosticado en 2013 y que le ha obligado a buscar un riñón nuevo en los últimos meses, órgano que será donado por su hermana Latoya: “Me dijeron que nunca correría de nuevo, y mi mundo terminó dentro de mi cabeza”, aseguró tras clasificarse para las semifinales del campeonato del mundo que se desarrolla estos días en Pekín. “Me concentraré en esto después de los mundiales, cuanto más entreno, peor se ponen mis riñones y por eso necesito el trasplante”, añadió.

Aries Merritt ha sido tercero en la final mundial de 110 metros vallas este viernes, con una mejor marca de la temporada de 13.04 segundos peleando en todo momento por el oro: apenas ha quedado una centésima por detrás de la plata, y media décima por detrás del tiunfo. Todo esto, después de haber sido campeón olímpico en 2012 y haber batido el récord mundial (12.80 segundos) ese mismo año en Bruselas. “He venido a Pekín por salud mental, no quería estar sentado en mi cama esperando la operación”, aseguró, afirmando que “prefiero disfrutar de la vida, quién sabe, éste podría ser mi último campeonato si la operación no va bien”.

Aries Merritt ha llegado tercero a meta, una medalla de bronce que debería saberle a poco al recordman mundial, al hombre más rápido de la historia. Sin embargo, Merritt se ha enfundado la bandera estadounidense y ha dado una exultante vuelta a la pista, parando en cada rincón a saludar a cada aficionado. Todos conocen su historia, porque se ha conocido mientras estaba aquí, y eso, según él mismo, ha sido una liberación. Ahora afronta su carrera más difícil, sin saber si podrá volver a pasar una valla como hasta ahora.

 
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