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DAUPHINÉ

Nibali se pone líder en Villar de Lans

El italiano del Astana se ha enfundado el maillot de líder de la Dauphiné en la sexta etapa, con final en Villard de Lans, donde se impuso el portugués Rui Costa (Lampre). Valverde es tercero en la general

El italiano Vincenzo Nibali se ha vestido con el jersey de líder de la Dauphiné tras la etapa con final en Villard de Lans. / ERIC FEFERBERG (AFP)

El italiano Vincenzo Nibali se ha vestido con el jersey de líder de la Dauphiné tras la etapa con final en Villard de Lans.

El ciclista luso, campeón del Mundo 2013, anuló un demarraje de Nibali a 1,5 kilómetros de meta que dejó clavados a Alejandro Valverde (Movistar) y al francés Gallopin (Lotto Soudal), todos ellos protagonistas de la fuga buena del día, y rebasó al italiano para alzar los brazos con 5 segundos de ventaja sobre este.

Fue el único que reaccionó a tiempo al arreón del Tiburón de Messina, que después de llevar el peso de la fuga quería darse un homenaje completo, y así olvidar el traspié de la víspera. No pudo hacer lo mismo Valverde, que entró con Gallopin a 38 segundos de Costa.

Así fue el desenlace de una etapa espectacular que rehabilitó a algunos favoritos como los mencionados, pero que sacó las miserias de otros, como el líder Tejay Van Garderen, el británico Chris Froome o el español Purito Rodríguez, incapaces de evitar una avería superior a los 2 minutos, sin reacción a la hora de neutralizar una escapada muy peligrosa para sus respectivos intereses.

Segundo asalto de montaña en el Dauphiné, y restan dos, con puertos para dar y tomar, pero Nibali toma posiciones y ofrece buenas sensaciones. Saldrá de amarillo en la séptima etapa con Costa y Valverde en la frontera del medio minuto. Van Garderen baja a la quinta plaza a 42 y Froome se aleja a 1:21 minutos. Purito Rodríguez, sin entonarse aún, se encuentra a 2:45.

Batalla sin cuartel en una jornada lluviosa con 6 puertos en el menú. Condiciones de supervivencia que abundó en abandonos. Desde el inicio entraron en juego los favoritos, pero no fue hasta el ascenso al Col de la Croix Haute (2a) cuando empezaron los grandes acontecimientos.

El alemán Tony Martin rompió el grupo principal con un acelerón que siguieron Nibali y Valverde, pero no Froome ni Van Garderen, que ya marchaban maduros bajo el aguacero.

En el descenso se la jugó Nibali con un ataque marca de la casa que le permitió abrir hueco y coronar en solitario el siguiente puerto, el Col de Grimon (3ª), con 45 segundos de adelanto. Muy lejos de meta aún, el escualo vio cómo se le unían Valverde, Martin, Costa y Gallopin, formando un quinteto ganador que haría valer una ventaja que no podían reducir en el grupo del líder Van Garderen, Froome y Purito.

El Col de Rousset (1a), mostró las fuerzas de los grupos en danza. Con Nibali dispuesto a dar la cara en todo momento, el quinteto mantuvo a raya a los perseguidores, en torno a los 3:30 en la cima.

Valverde era líder virtual y así se mantuvo hasta los últimos kilómetros, donde no llegaron juntos, ya que antes se descolgó el alemán Martin. La etapa era cosa de cuatro, y cada uno jugó su estrategia por la etapa y le general.

Gallopin intentó el despegue a 4 de meta, antes del pequeño ascenso final de tercera categoría, pero no fue muy lejos, pues Nibali tenía preparada su dentellada. El Tiburón se fue tras el galo, le adelantó como un obús y se disponía a asestar el doble golpe de autoridad.

Valverde ya no podía más, no opuso resistencia, pero a Rui Costa le quedaba el último cartucho, como en aquel Mundial de Florencia 2013 ante Purito y Valverde. El luso apareció por sorpresa, no estaba muerto, y remató a Nibali a 50 metros de la pancarta.

Costa, de 28 años, volvió a levantar los brazos un año después de que lo hiciera en la Vuelta a Suiza, prueba que le echará en falta este año, pues la ha ganado los 3 últimos años. Era la primera victoria de la temporada para el líder del Lampre, un todoterreno que sabe sacar tajada de las escapadas. En el Tour lo ha demostrado tres veces.

Este sábado se disputa la séptima etapa, entre Montmélian y Saint-Gervais Mont Blanc, de 155 kilómetros. Jornada de alta montaña con seis puertos, cinco de ellos de primera y final en alto, en el Col du Bettex, con una subida de 7 kilómetros al 7,7 por ciento de pendiente media.

 
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