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Las dos Turquías se enfrentan en la jornada electoral más crítica de la década

Un ambiente tranquilo marca la jornada electoral que enfrenta a dos bloques sociales y políticos: a favor o en contra del presidente, Recep Tayyip Erdogan, de Justicia y Desarrollo (AKP)

Una mujer turca arroja su voto en un colegio electoral de Estambul para las elecciones legislativas. / YASIN AKGUL (AFP)

Una mujer turca arroja su voto en un colegio electoral de Estambul para las elecciones legislativas.

Estambul

Un ambiente tranquilo y cívico marca lo que muchos consideran la jornada electoral más crítica de Turquía en una década, que enfrenta a dos bloques sociales y políticos: a favor o en contra del presidente, Recep Tayyip Erdogan, y el partido que fundó en 2001 y que lleva 13 años en el poder, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

"Erdogan siempre recuerda que recibió el respaldo del 50% del electorado en las elecciones presidenciales del año pasado, pero efectivamente hace una política sólo para ese 50% y considera enemiga a la otra mitad del país", se queja en conversación con Efe Hakan, un músico percusionista de 40 años.

Esa "otra mitad" se reparte entre los tres partidos de la oposición que tienen opción de entrar al Parlamento: el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), más a la derecha, y el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), nacido del movimiento marxista kurdo y convertido hoy en opción preferida para gran parte de la izquierda liberal turca.

"Gracias, pero no quiero opinar. El voto es secreto", responden numerosos ciudadanos a la salida de un colegio electoral de Estambul, donde reina un ambiente distendido y amable.

Algunos sí se pronuncian. "He votado al AKP. Los llevo votando desde que se fundó el partido, porque ellos son hijos del pueblo, como nosotros", asegura un chófer jubilado que da como nombre Burhan.

Aunque la mujer que lo acompaña va tapada con el chal negro de los fundamentalistas turcos, Burhan no invoca el islam como motivo de su adhesión al partido gubernamental: "Con Erdogan por fin nos podemos sentir orgullosos frente al mundo. Nuestros anteriores dirigentes no paraban de inclinarse ante las potencias extranjeras por un puñado de dinero".

También está a favor del sistema presidencialista que Erdogan ha prometido instaurar en Turquía, si hoy consigue el número de escaños suficiente - tres quintos del Hemiciclo - para someter a referéndum una reforma constitucional.

"Hace falta que mande una sola persona y que pueda nombrar como ministros a gente experta en sus sectores. En nuestro sistema parlamentario todos son amigos y se dan los puestos mutuamente. No hay manera de tomar decisiones. Así no se puede avanzar", opina.

Para Hakan, en cambio, el poder que ostenta Erdogan tras estirar al máximo las atribuciones del cargo que tradicionalmente se ha considerado más bien simbólico, ya es "dictatorial" ahora y se muestra convencido de que hay que frenarlo.

Ha elegido votar al CHP, porque se siente socialista y aunque asegura admirar a Selahattin Demirtas, el joven líder del HDP, no puede olvidar que el partido que dirige tiene sus raíces en el nacionalismo kurdo, añade.

Admite que para pararle los pies a Erdogan es necesario que el HDP supere el umbral electoral del 10 por ciento, pero se muestra confiado en que lo conseguirá de todas formas, "si no hay fraude electoral".

También ha elegido al CHP Sener, un joven empleado del sector del turismo, porque quiere "que el AKP se vaya ya", indicando que el partido socialdemócrata es el mejor situado para conseguirlo, aunque no simpatiza con su dirigente, Kemal Kiliçdaroglu, y en anteriores comicios votaba al nacionalista MHP, asegura.

Por el HDP, en cambio, se han decidido el estudiante Deniz "para que supere el umbral electoral", y sus amigas Gül, dentista, y Neyla, profesora, ambos de unos 40 años, que se declaran "a favor de la paz".

Aunque partidos como el HDP y el MHP tienen ideologías totalmente opuestas, en esta campaña electoral, sus dirigentes han evitado en gran medida atacarse mutuamente y han preferido dirigir todos sus dardos contra el AKP y, especialmente, contra Erdogan.

El primer ministro, Ahmet Davutoglu, incluso habló de una "conjura" de los tres partidos de la oposición para arremeter únicamente contra el Gobierno.

Pero queda por ver qué bando se hace con la mitad más uno de los escaños: el AKP o el caleidoscopio de sus tres adversarios.

Una ligera subida del CHP y el MHP respecto a sus resultados de 2011, junto a la entrada del HDP, le arrebataría al AKP la mayoría absoluta, pero un tripartito de la oposición se antoja extremadamente difícil como opción de Gobierno.

 
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