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Campaña socialista

Un relato para Pedro Sánchez

El líder socialista repite a diario unas cuantas ideas fuerza que expone de forma sencilla, buscando la empatía más que levantar pasiones. El personaje que siempre aparece en escena es Rajoy

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al candidato socialista a la alcaldía de Valladolid, Óscar Puente. / NACHO GALLEGO (EFE)

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al candidato socialista a la alcaldía de Valladolid, Óscar Puente.

Valladolid

Al menos dos veces al día, en actos públicos de distinto formato, Pedro Sánchez recita su discurso de campaña. En función del territorio que visite, el secretario general socialista pone el acento en una u otra cuestión, subraya el perfil del candidato local o arremete con más o menos ganas contra el dirigente del PP de turno pero siempre, da igual si está en un pabellón en Gijón o soportando los rigores del sol de mayo en Fuenlabrada, expone un relato contado de forma sencilla, articulando un mensaje en torno a tres o cuatro ideas fuerza y con una serie de personajes principales que siempre entran en escena. El ‘malo’ siempre es Mariano Rajoy.

EL MENSAJE: Relevar al PP con garantías solo es posible con el PSOE

Podría resumirse en unas cuantas líneas: España es un país en el que cuatro años de Gobierno del PP han acabado con todo lo bueno que dejaron de legado los gobiernos socialistas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Que no les engañe porque la herencia socialista es lo mejor que le ha pasado a España: los derechos conquistados en los años 80 y las libertades de los 2000. Y, aunque es verdad que el PSOE ha cometido errores, de los errores se aprende, y este nuevo PSOE de 2015 es fruto de todo ese camino recorrido por el partido. Será este PSOE el que permita la España de las oportunidades porque sólo un partido con la experiencia de gobierno del socialista puede liderar el cambio que necesita España. Un cambio seguro y desde la izquierda que propone frente a quienes solo protestan.

LA FORMA: Empatizar más que apasionar

El de Sánchez es un discurso construido encadenando una apelación tras otra. A “vosotras las mujeres”, a “los falsos autónomos que seguro que estáis por aquí” y “a los pensionistas que os han subido la pensión un euro”. El líder socialista suele decir más que proclamar. Explica más que sentencia. Busca la complicidad con el auditorio con referencias personales, mencionando a sus hijas cuando habla de futuro y a sus padres cuando glosa las virtudes de la enseñanza pública. Cada argumento aparece personalizado en el nombre de alguien que tiene edad, ciudad y circunstancias identificables por los presentes. Un formato diseñado para empatizar más que apasionar, aunque cuando el público supera el millar de personas aprovecha para elevar el tono con temas de los que espera retorno. A Bárcenas, un valor seguro, es a quien más decibelios suele dedicarle.

LAS PALABRAS: Del “cambio” a la “ejemplaridad” superando a la “derecha”

No es necesario cargar con un diccionario en el equipaje de campaña. El vocabulario electoral no es complicado y, sobre todo, es siempre el mismo. Hay puñado de palabras a las que el secretario general confía la eficacia de su discurso. Las más repetidas son “cambio”, “izquierda” y “derecha”, como prefiere referirse al Partido Popular. Pero en el repertorio nunca fallan la “ejemplaridad”, la “transparencia”, el “pacto”, la “mayoría” y los “errores” que su partido haya podido cometer en el pasado.

LOS PERSONAJES: Mariano Rajoy es el ‘malo’ y Manuel su ‘víctima’

El relato de Sánchez tiene un personaje principal al que otorga el rol de malo: Mariano Rajoy. En el presidente del Gobierno confluyen todos los males de España de los últimos años, llámese crisis, corrupción o retroceso en libertades.Si toca hacer oposición en cualquier ciudad media de la piel de toro, por supuesto que se lleva su ración de reproches pero Rajoy los representa a todos.

Frente a él sitúa a las víctimas de las políticas del PP de las que el principal representante es Manuel, un pensionista que aparece en todos los mítines del líder socialista. “Le voy a hacer famoso”, dice. Manuel es un jubilado que, según la versión diaria de Sánchez, vio como le subían la pensión un euro mientras tenía que pagar los 17 de copago de los medicamentos de su mujer. En el reparto de personajes secundarios hay que señalar también a los alumnos del Ramiro de Maeztu, el colegio donde él estudio, y a unos universitarios de la Carlos III que un día le dijeron que la Erasmus son los padres. Suele funcionar el comentario: el público generalemente asiente. 

 
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