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Una oportunidad de oro para el plan B

No es que Illarramendi, Lucas Silva, Chicharito o Coentrão tengan que soportar el peso de la eliminatoria sino que no se les vea superados por la situación

Khedira e Illarramendi, durante un entrenamiento / ANDREA COMAS (Reuters)

Khedira e Illarramendi, durante un entrenamiento

Madrid

El Madrid tiene un presupuesto estratosférico para tener suplentes que, demasiadas veces, cobran un pastón por entrenar y tener los fines de semana libres. Eso es así. En pocas ocasiones se juntan todas las circunstancias habidas y por haber para que futbolistas con pocos minutos tengan que asumir un rol decisivo en uno de los partidos del año.

Y eso ha sucedido en el choque de vuelta contra el Atleti. Jugadores poco habituales, que han tenido poco tiempo para demostrar que valen el dineral que se ha pagado por ellos, van a abandonar su papel secundario para convertirse en protagonistas de la película. Y están en la obligación de demostrar que el Madrid no se equivocó en su día depositando la confianza en ellos.

Chicharito celebra un tanto al Málaga.

Chicharito celebra un tanto al Málaga. / Ballesteros

Chicharito celebra un tanto al Málaga.

Chicharito celebra un tanto al Málaga. / Ballesteros

No se trata de que los hombros de Illarramendi, Lucas Silva, Chicharito o Coentrão tengan que soportar el peso de la eliminatoria; se trata de que no se les vea superados por la situación, por muy límite que sea.

De lo contrario, el finiquito tendría que estar preparado en las oficinas del Bernabéu al día siguiente. Para ser suplente y jugar un ratito con el partido decisivo contra el Eibar, Elche, Córdoba o Granada, por poner cuatro ejemplos de equipos que sobreviven con el mínimo presupuesto, sirve cualquier chaval de la cantera que además haría sentirse más feliz y orgulloso al aficionado blanco.

Si tiene algún sentido que el Madrid se gaste 30 millones de euros en profesionales que la van a rascar poco es solo para dos cosas: elevar el nivel competitivo de los entrenamientos y estar en perfecto estado de revista para cuando el entrenador y sus compañeros necesiten un capote.

Ha llegado el momento del capote y los elegidos tienen dos opciones: ponerse en el centro del ruedo a torear o palidecer pensando en qué les ha caído un marrón y no la oportunidad de sus vidas. Hoy saldremos de dudas.

 
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