Una cerda asturcelta, subastada por 2.660 euros
El dinero recaudado se destinartá a una residencia de emigrantes asturianos en Buenos Aires
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Ilustración de un cerdo.(Getty Images)
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Oviedo
‘Argentina’ es una gocha (es el término más utilizado en Asturias para designar al cerdo) de muy generosas carnes que se convirtió este domingo en el personaje estelar de la Primera Flor de Grado, una de las ferias de primavera de mayor repercusión en Asturias: disputó protagonismo, y ganó de forma clara, a los muchos políticos que se desplazaron a la localidad en plena precampaña, y alcanzó el precio de 2.660 euros en una subasta cuya recaudación íntegra ha sido destinada a la Residencia Tinetense de Buenos Aires, en la que viven un buen número de emigrantes asturianos de edad avanzada y sin recursos.
Nadie consiguió atraer más atención que ‘Argentina’ por parte de las siete mil personas que se desplazaron a Grado aprovechando el sol primaveral. Había muchos motivos para ello. La ilustre marrana pertenece a una raza autóctona asturiana que hace una década estaba al borde de la extinción y hoy goza de una excelente salud, gracias al trabajo de la Asociación del Gochu Asturcelta, que no sólo ha logrado una eficaz recuperación, sino que la han situado entre las más apreciadas razas porcinas en los círculos culinarios y gastronómicos más exigentes.
El ejemplar que rivalizó con los políticos en la atención de público y cámaras pesa 150 kilos y el vicepresidente de la Asociación, Moisés Noval, reconoce que su valor de mercado no estaba por encima de los 500 euros, por lo que todos ganan con la subasta: los criadores, por la promoción que supone; los mayores de la residencia, que recibirán muy bien los 2.660 euros, y el comprador, que se hace una buena promoción a costa de ‘Argentina’. La única perjudicada es la principal protagonista, ya que el comprador es David Verdasco, un conocido industrial cárnico local, por lo que, a pesar de su lozano aspecto y estar en edad de merecer, lo más probable es que su destino no sea precisamente el de seguir alegrando la vista de los curiosos y multiplicar la especie, sino el mucho menos romántico de las estanterías del departamento de carne de cualquier supermercado.