Corruptos con suerte
Madrid
Los políticos premiados con la lotería son un clásico del periodismo navideño. Uno de los primeros precedentes en democracia es el caso del concejal popular del Ayuntamiento de Madrid, Ángel Matanzo, agraciado con 30 millones de pesetas con un décimo que le había regalado una lotera a la quien ayudó para que no le cerraran la administración. El caso es que tres años más tarde, le volvieron a tocar 300.000 pesetas pero esta vez fue expulsado del PP antes de unirse al proyecto del empresario Ruiz Mateos.
Otro político asociado con un empresario que se pasó a la política, Jesús Gil, es José Antonio Roca, exconcejal de urbanismo en Marbella y cerebro del caso Malaya. Roca acabó por confesar al juez que había comprado boletos premiados de la lotería por valor de 646.000 euros entre marzo y septiembre de 2005, aunque en total ganó 50 grandes premios durante 15 años.
No obstante, el caso más mediático es el del expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, no sólo porque se embolsó 2,2 millones de euros en premios en 12 años, sino que además en 2008 anunció el número al que jugaba y advirtió: "Si me toca, me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida". Más discreto, Enrique Crespo, expresidente de la Diputación de Valencia, repartió casi 23 millones de euros en décimos entre sus familiares para evitar un embargo.
