“No podemos decir a la gente que la crisis se ha acabado”
El mandatario reconoce que las graves dificultades continuarán hasta que el paro no vuelva a niveles normales

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, a su llegada a una conferencia del Banco Europeo de Inversiones, el pasado 2 de marzo / Odd Andersen (AFP)

Madrid
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, considera que el mayor problema de Europa es el desempleo y que, con las cifras de paro en España en la mano, no es posible dar por terminadas las dificultades: “No podemos decirle a la gente, ni a nosotros mismos, que la crisis se ha acabado”, zanja.
“Lo honesto es decir que seguiremos con graves dificultades mientras el paro no baje a niveles normales”, afirma Juncker en una entrevista con El País, en la que se muestra rotundo en su diagnóstico realista de la situación actual: “Estamos en medio de la crisis: esto no ha terminado”.
Juncker valora las “decisiones complicadas” que ha tenido que tomar el Gobierno español durante los años de zozobra económica, en los que “ha aprobado duras reformas estructurales”. “Aunque podamos discutir su envergadura”, apostilla. El presidente de la Comisión asegura que entiende la impaciencia ciudadana ante la larga crisis, pero añade que estas medidas “tardan en dar resultados”.
“Tsipras aún tiene que contar a los griegos que va a incumplir promesas”
Sobre la situación de Grecia y las recientes negociaciones del gobierno heleno con las instituciones europeas para garantizarse liquidez a corto plazo, Jean-Claude Juncker se muestra rotundo y afirma que “las elecciones no cambian los tratados”. “Está claro que se puede tener otra aproximación a la crisis griega; puede haber más flexibilidad, pero la victoria de [Alexis] Tsipras no le da derecho a cambiarlo todo”, añade.
El presidente de la comisión da una de cal y otra de arena al hablar del recientemente elegido primer ministro griego, al que concede “el mérito de haber planteado las preguntas correctas”, pero al que acusa de que “nunca ha dado respuestas”.
“A un griego de 27 años que no haya podido trabajar nunca le interesan poco las estadísticas: está preocupado porque no tiene un empleo. Y eso vale para Grecia y para España, no es tan fácil de cambiar a corto plazo, ni siquiera con reformas”, explica Juncker.
El presidente de la Comisión se muestra crítico acerca de la manera en que las instituciones comunitarias han enfocado las negociaciones con los países rescatados: "Cuando lanzamos un programa de ajuste es imprescindible una evaluación del impacto social. Eso no se hizo, y hoy vemos que el 25% de los griegos han sido expulsados del sistema de seguridad social. Debimos prever este tipo de consecuencias". No es la primera vez que Juncker reflexiona sobre las formas de las instituciones europeas con Grecia: hace unos días afirmó ante el Comité Económico y Social que "la troika es poco democrática y carece de legitimidad". Y fue más allá: "Hemos pecado contra la dignidad de Grecia, Portugal e Irlanda", dijo.
La nueva izquierda europea
Preguntado por los mensajes antiausteridad, antitroika y las promesas de resstructuración de la deuda de Syriza y sus similitudes programáticas con Podemos, el presidente de la Comisión afirma en la entrevista que “este nuevo tipo de partidos a menudo analizan la situación de forma realista (…) pero si ganan elecciones son incapaces de cumplir sus promesas, de transformar sus programas en realidades”. Añade también que "las propuestas de algunos de esos partidos no son compatibles con las reglas europeas" porque conllevarían una situación "de total bloqueo".
"No veo alternativa al proyecto europeo"
A pesar de las aguas turbulentas por las que navega el proyecto común europeo, azotado especialmente en los últimos tiempos por la crisis económica y monetaria, Jean-Claude Juncker no contempla alternativas, "salvo las utopías regresivas que plantean algunos populismos demagógicos".
"Lo más triste de los tres últimos años es comprobar que siguen ahí viejos resentimientos que creíamos desaparecidos. Muchos de los análisis alemanes sobre Grecia son inaceptables; muchas de las reacciones griegas a lo que decide Alemania son inaceptables. No solo la recuperación es frágil: la integración europea en conjunto está amenazada", concluye el presidente de la Comisión Europea.