El fin de la renta antigua para los comercios del centro de la ciudad

Madrid

Hace frío en la madrileña y emblemática Gran Vía y una tienda de muñecas, Así, invita a entrar al paseante. Lo invita desde 1942 cuando abrió sus puertas por primera vez. Ahora, son Pepa Eznarriaga y sus hermanos, constituidos en una sociedad, los que cuentan esta historia longeva que llegará a su fin el próximo mes de enero, cuando expira la prórroga de 20 años que la actual legislación de arrendamientos urbanos, de 1994, dio a su viejo contrato de alquiler, conocido como de renta antigua por ser anterior a 1985, antes de que el ministro Miguel Boyer liberalizara la economía española.

El precio que se pide ahora en el centro de la ciudad es inasumible para el pequeño comercio. Eznarriaga paga 10.000 euros al mes de alquiler, pero sabe que en Gran Vía el precio de mercado puede llegar a los 60.000 euros mensuales.

Y así ocurre en los centros de las principales ciudades españolas. Según la Unión de Trabajadores y Profesionales Autónomos (UPTA), más de 100.000 locales de al menos 30 años de antigüedad echarán el cierre por el fin de esta prórroga.

Aunque la ley está plagada de excepciones y hay que mirar con lupa quién se ve realmente afectado. Daniel Loscertales, abogado y autor de referencia en la materia, pide "que las personas físicas duerman tranquilas con renta baja, alta o mediana, y que las sociedades son las que únicamente tienen que preocuparse (siempre que los contratos sean anteriores al 9 de mayo de 1985). Y si les termina el contrato (a final de este año) lo único que pueden hacer es llegar a un acuerdo con el arrendador para fijar una renta de acuerdo con él", explica.

Pero los centros de las ciudades son un cotizado bien que no todos los empresarios pueden pagar, así que para la Navidad de 2015 podrían haber desaparecido algunos de los escaparates de toda la vida.

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