Un Real Madrid superior saca su billete para octavos

Con ese ambiente tan especial del Bernabéu en un partido Champions, el Real Madrid ejerció de campeón de Europa. Derrotó -otra vez- al Liverpool en un partido con menos emoción que el de Anfield, aunque muy trabajado por parte de los blancos, que les mete de lleno en la siguiente ronda y sólo le queda sumar un punto para certificar su primera posición en el Grupo B de la Champions.

El Liverpool saltó al césped del Bernabéu como un boxeador que espera no recibir demasiados golpes, intentando defenderse del campeón, aplazando el resultado del combate hasta que el sonido de la última campanada le salve del K.O. El Madrid aceptó el reto y, tras unos minutos iniciales de calentamiento, puso esa velocidad crucero que mejor le venía, sin prisa, pero sin pausa, asediando, arrinconando y desgastando a su rival en el ring.

James Rodríguez fue el primero que lanzó un gancho, pero Mignolet estuvo acertado despejando el balón, seguro y firme como en toda la primera mitad, siendo la protección principal de su equipo. Benzema y sobre todo Cristiano, lanzaban sus golpes, mientras que el Liverpool esperaba agazapado, esperando encontrar un directo jugando al contraataque. Un Varane soberbio evitó cada acción de peligro con un despliegue físico de fuerza y velocidad que llegaba a intimidar.

La presión del Real Madrid fatigaba a los de Brendan Rodgers, que parecía rendirse antes del inicio, pero que jamás tiró la toalla. Esa intensidad agobiante cercaba aún más al Liverpool hasta que Benzema le hizo hincar la primera rodilla. Isco, que continúa en un estado de forma espectacular, realizaba la pared con Cristiano Ronaldo, para después abrir a Marcelo. El brasileño envió un pase teledirigido, ente la defensa y el portero, al punto de encuentro con Benzema, que se lanzó para empujar la pelota al fondo de la red. Un jugador que ha dejado de ser gato para convertirse en león, un felino mucho más letal.

El dominio absoluto del equipo local permitía la actuación de funambulismo del dúo James-Isco al borde del alambre que limita el área rival. Acrobacias con el balón que ponían en pie a un público unido ante el podería mostrado por este equipo en las últimas semanas.

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El final del primer asalto supuso un soplo de aire fresco para los cinco veces campeones de Europa. Un equipo que no hizo honor a su historia en uno de los cuadriláteros más importantes del planeta al reservar en el banquillo a sus mejores hombres. El descanso llevó a la relajación de los hombres de blanco, que entraron fríos y ofrecieron la oportunidad a los ‘reds’. Lallana avisaba con un disparo desviado y Ancelotti activaba la maquinaria de los cambios. Gareth Bale reaparecía tras su lesión, James abandonaba el terreno de juego y el equipo volvía a ponerse el mono de trabajo. Benzema y Cristiano Ronaldo se buscaron una vez más para crear esa asociación tan letal y, minutos después, Bale estampaba su sello en el larguero de la portería del Liverpool.

El expreso de Gales ha vuelto con ganas, con una octava marcha, para crear el dilema en el esquema de Carleto y darle ese punto vertiginoso que ha abandonado el Madrid en favor de la técnica depurada. Probó con otro velocista -Alberto Moreno- y le ganó en la carrera. El español sólo pudo frenarle con falta, al borde del área a cambio de una amarilla anaranjada.

Finalmente el Madrid no consiguió tumbar a su rival mediante el K.O., aunque sí ganó el combate con notable alto y ya son 19 partidos consecutivos en el Bernabéu en los que no conoce la derrota en la competición blanca por antonomasia -desde el 27 de abril de 2011-. La anécdota de que Cristiano Ronaldo supere a Raúl en la tabla de goleadores deberá aplazarse, lo que se ha ganado han sido tres puntos y el billete para los octavos de final de la Champions League.