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PREMIER LEAGUE

Riquelme y todo lo demás

Un abismo separa la manera de entender el fútbol de Manuel Pellegrini y Louis Van Gaal, que se van a enfrentar por primera vez en Inglaterra. Dos escuelas futbolísticas para dos grandes técnicos

Madrid

Con esa falta de mano izquierda que le ha caracterizado a lo largo de su carrera, Van Gaal cogió por banda a Juan Román Riquelme en el verano de 2002 y le dijo algo así (sólo ellos dos lo saben) como: "yo no te he pedido, eres un fichaje de la directiva". Algo más que una declaración de intenciones, esa frase empezó a matar al Riquelme azulgrana. El argentino acababa de aterrizar en Europa, después de ser el mandamás de un Boca Juniors que triunfó en Argentina, Sudamérica y el Mundo entero (llegando a conquistar una Copa Intercontinental contra el Real Madrid). Pero eso a Van Gaal nunca le ha importado mucho. La estrella es él. O, como mínimo, no lo es menos que cualquier miembro de la plantilla. Que le pregunten a Rivaldo y tantos otros jugadores que pasaron por sus libretas. Para lo bueno y para lo malo, siempre fue así.

Para Van Gaal, Riquelme era un jugador frío. Un futbolista que ralentizaba (eso pensaba él) el juego de su equipo, que él pretendía fuera frenético. Le intentó meter con calzador en aquella errática 2002-2003 del Barça y ni Riquelme ni el equipo funcionaron. La lógica futbolística dictaba sentencia: un espíritu libre como Riquelme no podía triunfar bajo el ala del entrenador holandés, en quien siempre pesó más su falta de actitud y de chispa que su talento, visión de juego y su capacidad para dominar los encuentros.

A aquel Román fracasado, le prometió un ático en la Gran Vía Manuel Pellegrini. El chileno conocía perfectamente lo que Riquelme era capaz de hacer y al llegar al Villarreal fue una de sus primeras peticiones. Estaba hecho, su submarino amarillo giraría en torno a ese futbolista distinto, en apariencia lento, pero capaz de imponer su ritmo a los partidos y de romper los encuentros con un último pase. Y el invento funcionó. Ese Villarreal de ritmo algo bajo, de ir moviendo el árbol, a ver qué cae triunfó en España y en Europa. Sólo un penalti que falló precisamente Riquelme ante Lehman apartó al equipo castellonense de la final de la Champions. Román lo falló, pero también fue él quien empujó al Villarreal hasta alcanzar esas semifinales. El Villarreal de Pellegrini fue lo que fue por Riquelme. Las cosas buenas y algunas malas, claro.

Uno le ninguneó y el otro le convirtió en su Rey Midas. En esa diferencia en el trato a Riquelme se puede observar la esencia de las diferencias de Van Gaal y Pellegrini a la hora de entender el fútbol. El holandés, le ha puesto su sello al fútbol total, y últimamente se ha sabido adaptar a los equipos que ha tenido (caso de Holanda en el Mundial de Brasil) pero siempre creyó en un fútbol jugado con ritmo alto. Presión contínua, líneas juntas, esfuerzo táctico y movimientos pensando siempre en que el juego coral primara sobre el talento individual. En su caso, Pellegrini se crió en el fútbol sudamericano y como consecuencia de ello, sus equipos resultan algo pastosos. A pesar de que algunos de los conjuntos que ha entrenado el chileno han sido capaces de contragolpear con vértigo y eficacia y de hacer rodar el balón rápido, lo cierto es que Pellegrini cree que si sus jugadores tienen talento, el ritmo debe adaptarse a ellos. Cree que esa calidad individual acabará resolviendo. Tiene más fe en los buenos futbolistas que en los mecanismos de grupo para decidir los partidos.

MANCHESTER, ENGLAND - OCTOBER 26: Manchester United Manager Louis van Gaal looks on prior to the Barclays Premier League match between Manchester United and Chelsea at Old Trafford on October 26, 2014 in Manchester, England. (Photo by Alex Livesey/Getty I

MANCHESTER, ENGLAND - OCTOBER 26: Manchester United Manager Louis van Gaal looks on prior to the Barclays Premier League match between Manchester United and Chelsea at Old Trafford on October 26, 2014 in Manchester, England. (Photo by Alex Livesey/Getty I / Alex Livesey

Van Gaal trata de construir su castillo en Manchester a partir de Di María, Rooney, Falcao y compañía, pero sobre todo a través de su plan de juego. Pellegrini quiere seguir sumando títulos en Inglaterra con un equipo en el que importa más la inspiración de Agüero, Silva o Touré que cualquier otra cosa. Ambos llegan al derbi con urgencias y con muchos problemas. El United tiene un agujero atrás y no tiene demasiada plantilla para ponerle remedio. El City se descose desde el centro del campo. No hay manera de que la zona ancha, con Touré Yayá, encuentre equilibrio entre ataque y defensa. Este fin de semana se enfrentan dos escuelas, dos visiones de fútbol prácticamente antagónicas. A Riquelme le hubiera gustado jugarlo. Con el City, claro

Bruno Alemany

Bruno Alemany

Especialista en fútbol internacional de la SER y director de 'Play Fútbol'.

 
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