James olvida su precio
A pesar de llegar con el trofeo de máximo goleador bajo el brazo, el fichaje de James Rodríguez venía envuelto de cierta nebulosa fundamentalmente por su elevado precio y porque su posición en el campo parecía bien cubierta en la plantilla
Madrid
El colombiano entendió desde el primer minuto que en el Madrid sólo la calidad no le iba a valer para ser titular indiscutible y se puso manos a la obra. O mejor dicho, kilómetros a la obra. Ancelotti le pide currar y James se vacía cada partido. Ha demostrado mucha personalidad para adaptarse a un rol complicado y ,como de calidad va sobrado, se ha metido en el bolsillo a compañeros, cuerpo técnico y afición en menos de tres meses.
Ya nadie pregunta por su precio ni acusa al presidente de haberle fichado para vender camisetas o para construir carreteras en Colombia. El chico ha logrado con su comportamiento y con su fútbol que la exigente afición madridista le acoja como uno de los suyos. James ha logrado con la facilidad de los elegidos dar la sensación de que lleva vistiendo la camiseta del Madrid desde alevines. Y todo con la cara de yerno perfecto bien peinado y sin tatuajes que tanto gusta en el club de Concha Espina.