El yihadismo, trece años después del 11-S

En septiembre del 2001 el presidente Georges Bush anunciaba la guerra contra el terrorismo. El objetivo era, dijo el entonces presidente de los Estados Unidos, alzanzar la destrucción total de los autores e instigadores del atentado contra las torres gemelas. Trece años después la principal amenaza terrorista para occidente sigue siendo el islamismo radical. En 2001 se llamaba Al qaeda. Hoy, una ramificación de esta, que ha proclamado el califato y se autodenomina Estado Islámico, controla un territorio mucho más extenso del que jamás controló Bin laden.

Tras el ataque del 11 de septiembre Estados Unidos respondió de inmediato con la invasión de Afganistán y, más tarde, con la guerra de Irak. Este verano, cuando se sucedían las matanzas de civiles y el avance de los yihadistas en Irak y Siria, Obama sorprendía al mundo al anunciar que no tenía una estrategia para hacer frente al avance del estado Islámico. Esa fue la primera reacción, días después, la Casa Blanca autorizó ataques selectivos para contener el avance de EI. Ayer, Obama daba un paso más al anunciar que extendía estos ataques contra el grupo yihadista en territorio sirio. Trece años después, tras las fallidas intervenciones en Irak y Afganistán, Estados Unidos no tiene, de momento, la intención de desplegar tropas de combate.

Hoy la mayoria de los analistas coinciden al señalar que nada ha salido como se esperaba. Ni la invasión de Afganistán e Irak, ni el espejismo de las primaveras árabes ni la desaparición de Bin Laden. 13 años después está en marcha una nueva coalición internacional. Asistimos al nacimiento de alianzas impensables: Estados Unidos respalda al ejército regular de irak mientras Irán no descarta una posible cooperación con Washington. Los países occidentales estudian cómo blindarse contra posibles ataques terroristas y aparecen, en esta nueva fase de la guerra contra el terror, muchas incógnitas y preguntas sin respuesta, ahí van algunas: ¿Por qué todas las apuestas de occidente han fracasado?, ¿Qué puede salir de las nuevas alianzas? ¿A quien hay que apoyar en Siria?. Incluso hay quien se pregunta si Estados Unidos está en condiciones de liderar esta batalla.