«Es el tipo de series que os descargáis por internet», ha dicho uno de los responsables de ficción de laSexta minutos antes del estreno en exclusiva en el FesTVal del primer capítulo de «Refugiados», una coproducción entre BBC y Atresmedia del género ciencia ficción, rodada en inglés y en capítulos de 50 minutos. Ante tales circunstancias, normal que Ramón Campos, su productor ejecutivo y mandamás de la productora (Bambú) que se ha encargado de hacerla posible, la definiese como una serie de la que el público dirá que «no parece española». Y tiene razón Ramón, «Refugiados» no lo parece, pero lo es y está llamada a marcar un antes y un después en la ficción televisiva patria. Es española. Habrá que recordarlo siempre, continuamente. Por más que la BBC ponga encima de la mesa parte del presupuesto, por más que en los mercados internacionales se venda bajo el nombre de «The Refugees», por más que esté protagonizada por actores británicos y por más que la sociedad que se nos muestra se asemeje en demasía a la de una villa forestal del norte de EEUU. Por más que todo esto ocurra, siempre habrá que recordar que «Refugiados» es una serie española. Creada por Ramón Campos, Gema R. Neira, Adolfo Valor y Cristóbal Garrido (Bambú Producciones), la propuesta de «Refugiados» sedujo a Atresmedia y conquistó a la BBC que decidió apostar por ella siguiendo de cerca su desarrollo. Así, tras el logotipo de laSexta -cadena que la emitirá en España-, aparece el clásico logo de la BBC, distintivo inequívoco de ficciones de calidad. Pero «Refugiados» es una serie española. El primer capítulo de esta ficción no alberga lugar al reproche. Es redondo. Completo. Espectacular. Digno de una gran producción norteamericana. Probablemente existe un espacio para la mejora, pero supondría la guinda para algo que ya merece una cascada de elogios y enhorabuenas. Y las ha tenido tras su proyección en el Teatro Principal de Vitoria. Como también ha recogido algún comentario decepcionante. Sea como fuere, todo el mundo en el FesTVal salió hablando de «Refugiados» después de la sonora ovación que siguió al final del episodio. Nos encontramos ante una serie que, de confirmar en los 7 episodios restantes lo que se visiona en el piloto, escribirá su nombre en la tabla de honor de la ficción televisiva española. El que corresponde a esas ficciones que han inaugurado etapas, que han dado el salto al siguiente escalón, con el riesgo que esto supone, pero con la decisión y la valentía que proporciona el confiar en lo que se está haciendo. «Refugiados» se adentra en el género de la ciencia ficción más próxima al espectador -de aquella que resulta más creíble- para contarnos que un buen día llegan a la Tierra 3.000 millones de personas, que llegan del futuro y lo hacen para quedarse. Y hay que convivir con estos refugiados del futuro que no pueden explicar por qué huyen viajando en el tiempo y que, como todos, necesitan comer y alojarse. Es un éxodo que pone a prueba a la sociedad, sus valores y sus creencias. No hay nada de cartón piedra en «Refugiados». No por los decorados, que son todos reales, sino por el guion. Solo puede parirse algo tan bueno como este primer episodio de «Refugiados» si lo que hay tras las cámaras y delante de ellas es absolutamente brillante. El guion pesa. El guion desprende aroma. El guion dibuja unos personajes a través de pequeños detalles. El guion sitúa al espectador en un pequeño pueblo cercano al bosque. Una familia recibe una visita a media noche. Llaman a la puerta. Es un muchacho de unos treinta años que pide ayuda, que dice venir del futuro. Al fondo, la televisión comienza a interrumpir sus emisiones para dar una noticia de última hora: millones de personas provenientes del futuro han inundado las grandes ciudades en todo el mundo. Es un suceso para el que ni la sociedad en su conjunto ni la mente humana están preparadas. De ahí que, en medio de todo este caos, reine la tranquilidad. La que sucede a las grandes tragedias, las imprevisibles, las inexplicables. Un shock que congela nuestra capacidad de reacción, pero que termina sacando lo que cada uno esconde en su interior. «Refugiados» es una serie pausada, no lenta. El ritmo es sosegado porque sus planos narran instantes y cuentan lo que hay dentro de sus personajes permitiendo sentir como ellos y mirar a través de ellos. Superan esa barrera que marca el querer enseñar y explicar todo que se apodera de las series españolas que buscan llegar a todos los públicos. En «Refugiados», la caridad cristiana es un hombre con un crucifijo colgado en el retrovisor del coche y preocupado de que su niña rece todos los días y que acoge a un desconocido en su cobertizo; en «Refugiados», el rechazo al que llega es un tipo que se lamenta de que este grupo de inmigrantes del futuro estén pasando hambre y penurias, pero que exige a las autoridades que los expulsen de su pueblo o ejerzan sobre ellos un control que les prive de sus libertades. El reparto de esta serie está impecable, como su dirección. Dominado por la sobriedad que espanta cualquier atisbo de sobreactuación o cualquier intención de caer en el melodrama. No cae porque no busca agradar a todos. Es una serie que espera a un público de paladares finos, que disfrutan degustando, no engullendo. Y eso lo saben sus creadores y la cadena. Difícilmente, la media de audiencia de los 8 episodios de «Refugiados» supere los dos dígitos de share en laSexta. Los minutos del primer episodio de «Refugiados» se consumen magistralmente, al ritmo que necesita cada secuencia; así como cada secuencia cuenta y muestra lo preciso. No es que «Refugiados» sea una serie española en la que BBC está involucrada, es que «Refugiados» es una serie española que bien podría firmarla BBC, ITV, Showtime, HBO o FX. Por esta razón, «Refugiados» no es solo una gran noticia para laSexta -que la estrenará este otoño-, es una gran noticia para la ficción española, para toda su industria, para todos los que tienen que soportar que la procedencia hable más de un proyecto que el proyecto mismo. Lo más positivo de «Refugiados» es que, a partir de ahora, el espectador nacional sabrá que en España también se pueden hacer series como las que llegan desde EEUU. Sea Bambú o sea cualquier otra productora, sea laSexta o cualquier otra cadena... «Refugiados» es la constatación de que en la ficción televisiva española si se quiere, se puede. Por ello, no olviden nunca que «The Refugees» es una serie española.