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10 imprescindibles en Centroamérica

Centroamérica: el gran istmo que conecta las Américas, la del sur y la del norte. Un subcontinente salvaje, dominado por volcanes, tapizado por espesas selvas y con una biodiversidad fuera de lo común. Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, siete países hermanados entres sí en los que a cada paso que se da es posible encontrar un paraíso terrenal. Bien sea una playa solitaria de fina arena blanca, un arrecife coralino colmado de peces de colores o una reserva natural en la que los animales campan a sus anchas.

Pronto se cumplirán tres años de un viaje en el que estuve recorriendo América Central durante tres meses. De aquellos días quedó un diario y diez lugares. Mis 10 imprescindibles de Centroamérica.

1. La Técnica (Guatemala)

"En Frontera Corozal nos han sellado los pasaportes de salida de México. En el embarcadero del puesto fronterizo hemos cogido por 20 pesos una barca para cruzar el río Usumacinta hasta La Técnica. Tan solo diez minutos de trayecto nos ha costado alcanzar la primera población guatemalteca del viaje. Un pueblo comido por la selva, detenido en el tiempo y olvidado por el resto del mundo. No obstante, este es uno de los lugares más auténticos en los que jamás haya estado..." (Diario de viaje, 28-11-2011)

A orillas del río Usumacinta, el más largo y caudaloso de Centroamérica, y a escasa distancia de los dominios que ocupa el Parque Nacional Sierra del Lacandón, surge La Técnica, un pequeño pueblo detenido en el tiempo y olvidado por la civilización. La Técnica es la puerta de entrada a Guatemala desde México por Frontera Corozal, la población azteca de la orilla opuesta del Usumacinta.

Con 490 habitantes, este punto de paso guatemalteco en realidad no es una ciudad ni un puesto fronterizo - para sellar el pasaporte se ha de ir a Bethel, 20 minutos al sur en autobús -. La Técnica es una cooperativa, la Cooperativa Técnica Agropecuaria. Un lugar ignorado por Google Maps, desconocido para gran parte de los centroamericanos, incluso para la numerosa inmigración ilegal que trata de pasar a México vía Bethel. Por consiguiente, un lugar fuera de cualquier ruta turística por el país de los chapines.

Sea como fuere, esta pequeña población de calles sin asfaltar, rudimentarias casas de madera, y profusa vegetación, tiene algo que capta la atención del viajero. Será por la humildad de sus gentes, por la simpleza de los menús del comedor “El Cepillo”, o por los monos aulladores que desde lo alto de los árboles rompen la tranquilidad del lugar con sus alaridos. Puede que nunca llegue a tener turismo, a pesar de tener las ruinas mayas de Yaxchilán cerca de allí, y continúe siendo una población olvidada. No obstante, La Técnica siempre dejará algo en el corazón del que pase por allí.

2. Hol Chan y Shark Ray Alley (Belice)

"Escribo desde Pedro´s Inn, uno de los alojamientos más económicos de San Pedro, la capital y único pueblo de Caye Ambergris. La isla es un auténtico paraíso, incluso más aún que Caye Caulker. Hoy, tras desayunar esos jugos tropicales tan deliciosos que preparan en Belice, hemos ido a hacer snorkel a la segunda barrera de coral más grande del mundo (la primera está en Australia). !Ha sido una pasada¡ Solo con meter la cabeza bajo el agua ya se podían ver decenas de tiburones, rayas, tortugas gigantes, algas y peces de colores..." (Diario de viaje, 5-12-2011)

Antes de ser paraíso fiscal, Belice ya se había ganado el derecho a ser llamado paraíso. La rara avis de los países de América Central se identifica mucho más con la cultura caribeña que con la centroamericana. Es un país forjado por esclavos negros, dominado por los garífunas, las canciones de Bob Marley y un estilo de vida pausado y despreocupado.

Los grandes tesoros de Belice están en su costa. Su arrecife coralino forma parte del segundo más grande del mundo y las cristalinas aguas de sus cayos y atolones son un verdadero lujo para los amantes del buceo. Caye Ambergris, su isla más grande y turistizada, es el mejor punto de partida para iniciar una excursión hacia una de las partes mejor conservadas y de mayor abundancia de vida submarina de todo el Sistema Arrecifal Mesoamericano.

Desde San Pedro, la capital de Ambergris, se pueden contratar tours de buceo para conocer la Hol Chan Marine Reserve, la reserva marina más antigua del país. Un edén submarino en el que moran 160 especies de peces, 40 tipos de coral, 5 especies de esponjas y diferentes tipos de tortugas y mamíferos marinos como el manatí.

Una de las zonas de mayor atractivo de la reserva es Shark Ray Alley, punto fuerte de la excursión. Un lugar atestado de tiburones nodriza, mantas raya, y alguna tortuga gigante. Además, no es necesario ser un profesional del buceo para disfrutar de la impresionante vida subacuática que se concentra en este lugar. Basta con procurarse unas gafas y un tubo, meter la cabeza bajo el agua y disfrutar de las maravillosas vistas. Una experiencia inolvidable en la vida de cualquier viajero.

3. Laguna del volcán Santa Ana (El Salvador)

"Nos levantamos a las 6:30 de la mañana en el Hostal Casa Verde, en Santa Ana (el mejor alojamiento que hemos encontrado en Centroamérica). El bus parte a las 7:30 y tarda unas dos horas en llegar a Cerro Verde, el parque nacional. Es aquí donde se localizan tres volcanes: Cerro Verde, un volcán inactivo desde donde parten las excursiones; Izalco, un perfecto cónico que está activo; y Santa Ana, al que vamos, un volcán del que nos han dicho que tiene un lago en su cráter precioso..." (Diario de viaje, 20-12-11).

Ubicado en el llamado cinturón de fuego del Pacífico y con un 90% de su territorio compuesto de materiales volcánicos, El Salvador es uno de los países centroamericanos que cuenta con mayor numero de volcanes. Se estima en 23 la cantidad de cráteres volcánicos repartidos por toda su superficie, de los cuales solo se considera activos a unos pocos. Este es el caso de Izalco, San Marcelino, San Salvador, El Playón, Islas Quemadas, San Miguel, Conchagüita, y…, Santa Ana.

El Santa Ana (2.382 metros), en la cordillera Apaneca, es el volcán más alto y uno de los más activos del país, datando sus últimas erupciones de 1904, 1920 y 2005. Más que por su perfil cónico (en esto el Izalco le gana en belleza), el también llamado Ilamatepeq destaca por su cráter, en cuyo interior se forma una laguna de aguas sulfurosas de espectaculares tonos turquesa.

4. Museo de la Revolución Salvadoreña (El Salvador)

"Nos hemos metido un buen madrugón para llegar a Perquín, en el departamento de Morazán, uno de los más afectados por la Guerra de El Salvador (1980-1992) (...) Esta región es una de las menos visitadas por el turismo, sin embargo, es el mejor lugar para conocer de primera mano la triste historia de la guerra que sacudió a este país a finales del siglo XX (...) El museo no ha decepcionado en absoluto. Fotografías, carteles propagandísticos, armas, aviones siniestrados, boquetes dejados por las bombas, y hasta el estudio de Radio Venceremos, la emisora de la guerrilla durante el conflicto..." (Diario de viaje, 22-12-11)

De entre todas las guerras que sacudieron Latinoamérica durante el siglo XX, la guerra de El Salvador fue de las más cruentas. A pesar de que su desarrollo tuvo lugar entre 1980 y 1992, su origen se fue construyendo a lo largo de la década de los 70. La falta de libertadas del pueblo y a la enorme brecha que se había abierto entre ricos y pobres (el 10% de la población disfrutaba del 80% de las riquezas del país) fueron la mecha que dio origen al conflicto.

La contienda enfrentó al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con el ejército gubernamental, la Fuerza Armada de El Salvador (FMLN). Los primeros, de ideología comunista, contaron con el apoyo de la Unión Soviética, Cuba y Nicaragua; mientras que los segundos fueron secundados por EE.UU. y por las familias más pudientes de El Salvador.

Para entender un poco mejor el sin sentido de una guerra que causó cerca de 75.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, se ha de ir a Perquín, al noroeste del país. Allí, en medio de una zona selvática donde se libraron algunas de las batallas más feroces, un grupo de guerrilleros creó en 1992 el Museo de la Revolución Salvadoreña, en homenaje a los héroes y mártires del conflicto bélico. No obstante, son algunos de los guerrilleros supervivientes los que se encargan de hacer visitas guiadas a cambio de la voluntad, una opción más que recomendables si se visita este histórico lugar.

5. Playa de El Tunco (El Salvador)

"Vamos a la playa, que es de arena negra y con piedras en algunas partes. El mar es agresivo, las olas son enormes y hay muchos surferos. La verdad es que entre la abundancia de turistas y el surf esto no parece El Salvador. Estamos de maravilla: unas vacaciones dentro del viaje..." (Diario de viaje, 24-12-11)

A 37 kilómetros de San Salvador, en la costa del Pacífico, se localiza el destino más hedonista del país: El Tunco. Los amantes del sol, la vida nocturna y, sobre todo, el surf, encuentran en esta pequeña población costanera un aliado perfecto para la diversión.

Su playa es una de las más bellas de Centroamérica. De arena negra y aguas bravas, sus magnificas olas atraen cada año a cientos de surferos llegados de todas las partes del mundo. Incluso los más novatos pueden tomar sus primeras lecciones sobre la tabla en alguna de las escuelas que han proliferado en la zona al módico precio de 15 dólares por clase. De abril a agosto son los meses más concurridos ya que es la mejor época para surfear, dándose olas de hasta seis metros.

6. Utila (Honduras)

"A las 6:50 de la mañana estábamos en la puerta del Captain Morgan´s, la escuela de buceo a la que nos hemos apuntado para sacarnos el PADI. Desde allí partimos en barco hacía Jewel Cay, un pequeño cayo donde se encuentra nuestro alojamiento y desde donde tomaremos nuestras primeras lecciones de buceo. El curso promete..." (Diario de viaje, 30-12-11)

Honduras atrae cada año a sus aguas a miles de aficionados y fanáticos del buceo. Utila, la más pequeña de las tres islas principales que conforman el archipiélago de las Islas de la Bahía, presume de ser el lugar con los precios más bajos para sacarse cualquier título de buceo, desde el certificado básico (PADI Open Water) hasta el de instructor. Asimismo, la isla tiene el privilegio de contar frente a sus costas del arrecife mesoamericano, que a pesar de encontrarse en peor estado de conservación que en el tramo beliceño, sigue contando con unos fondos marinos maravillosos.

Pero no todo es buceo en Utila, aquellos a los que no les apetezca sumergirse en el agua pueden optar por explorar la isla. El norte, el centro y la zona occidental son áreas vírgenes tapizadas por bosques de manglar, humedales y sabana. Otras opción interesantes consiste en deambular por la calle principal de su capital (también llamada Utila), dejándose seducir por su masiva oferta de bares, restaurantes y su animada vida nocturna. Los más viajeros siempre podrán desplazarse a los cayitos del oeste (Jewel Cay, Suck Suck Cay…), o cambiar de isla y visitar Roatán, Guanaja o los espectaculares cayos Cochinos.

7. Volcán Maderas (Nicaragua)

"Hoy ha sido el día del viaje en el que más pronto ha sonado el despertador (3:40 a.m.). Con la legaña aún en el ojo, hemos preparado nuestras mochilas con los víveres que habíamos comprado el día anterior para afrontar la ascensión al volcán Maderas, en la isla de Ometepe (...) La altura del Maderas no impresiona (1.394 metros), sin embargo, su dureza radica en evitar las caídas por la gran cantidad de barro fresco acumulado en los caminos del bosque nuboso que se atraviesa para llegar a su cráter..." (Diario de viaje, 13-01-12).

El pleno corazón de Nicaragua se ubica la mayor masa de agua de toda Centroamérica: el lago Cocibalca (también llamado Nicaragua o Granada). Su superficie de 41.600 km2 da cabida a varias islas, entre las que destaca Ometepe, la más grande de todas y un lugar imprescindible en cualquier viaje por Centroamérica.

Ometepe cuenta con dos espectaculares volcanes: el Concepción y el Maderas. El primero es con sus 1.610 metros el más elevado de la isla, está activo y se le considera el cono volcánico de mayor perfección y belleza de todos los volcanes del continente americano. Su ascenso es difícil y lleva unas 10 horas hacer cumbre desde La Flor, el trail más popular.

Por su parte, el Maderas (1.394 metros) es totalmente diferente a su vecino. A parte de no registrar actividad desde hace siglos, tampoco presenta un aspecto yermo como el Concepción, sino que está cubierto por un denso bosque nuboso que culmina en un cráter abierto en el que hay un pequeño lago de aguas frías y orillas pantanosas. Su flora y fauna es variada y abundante, de ahí que esta parte de la isla haya sido designada como una reserva natural de gran importancia eclógica. El ascenso desde Finca Magdalena supone unas cuatro horas y media, la dificultad en la subida radica principalmente en el barro, que convierte al camino en una autentica pista de patinaje.

8. Ojo de Agua (Nicaragua)

"Después de tomar uno de los mejores desayunos de los últimos días, hemos empezado la excursión en bici por Ometepe. La primera parada ha sido en Ojo de Agua, en la Finca Tilgüe, una fuente de origen volcánico con cuyo agua han hecho una piscina natural de aguas termales (no calientes, sino frescas). Uno de los lugares para relajarse y refrescarse que más me han gustado en el viaje..." (Diario de viaje, 14-01-12).

A parte de sus dos grandes volcanes (Maderas y Concepción), la isla nicaragüense de Ometepe esconde otros muchos lugares mágicos por descubrir. Ojo de Agua es uno de ellos. Esta piscina termal, de aguas refrescantes y cristalinas, se ha convertido en uno de los lugares favoritos para relajarse entre los ometepeños.

Los monos de carablanca, las garzas, chocoyos y urracas, son algunas de las especies que se pueden encontrar en este idílico estanque ajardinado al que los viajeros acuden para recargar energía tras un duro día de caminatas por volcanes o rutas en bicicleta.

9. Parque Nacional de Cahuita (Costa Rica)

"Puerto Viejo huele a marihuana. Desde primera hora de la mañana el personal del hostal se pone a fumar porros y hasta los huevos fritos del desayuno saben a hierba (...) A la salida de Puerto Viejo nos hemos puesto a hacer auto-stop para llegar a Cahuita (...) El coche nos ha dejado a la entrada del pequeño pueblo de Cahuita, desde donde se accede al Parque Nacional. (...) El camino es precioso, va pegado al mar por un sendero selvático en el que con un poco de suerte se pueden ver monos de cara blanca, monos aulladores, pizotes, hormigas gigantes, lagartos, cangrejos..." (Diario de viaje, 24-01-12).

Catorce kilómetros al norte de Puerto Viejo de Talamanca, el pueblo más hippie y marihuanero de Costa Rica, se encuentra el que para muchos es el mejor parque nacional del país tico: Cahuita. Con una superficie terrestre no demasiado grande (1.067,9 ha), pero con un espacioso ecosistema marino (22.400 ha), se trata de uno de los lugares más paradisíacos de América Central, y eso es decir mucho en una región acostumbrada a las estampas de postal.

Caminar por el sendero de 3,5 kilómetros que va bordeando la costa, es uno de los recorridos de mayor belleza que se puedan realizar en el mundo. Una senda pegada a las aguas turquesas del Caribe que discurre bajo los cocoteros de la selva, atravesando playas de ensueño y zonas de manglar muy pantanosas. En Cahuíta la naturaleza se muestra en su estado más salvaje, siendo posible toparse con numerosos animales como: perezosos, monos carablanca, pizotes, serpientes, cangrejos, colonias de hormigas o tarántulas. A veces, hay que pellizcarse para estar seguro de que todo lo que se ve es real.

Otro de los aspectos positivos de Cahuíta es que no está masificado y la entrada es gratuita. El flujo de turistas es más bajo que en otros parques del país, por lo que disfrutar de la gran biodiversidad de su fondo marino y del arrecife coralino es un lujo. Un lugar obligado para hacer snorkel.

10. Wizard Beach (Panamá)

"Tercer día en Bocas del Toro. Mientras desayunábamos un hombre nos ha ofrecido llevarnos en su barca hasta Isla Bastimentos, como no teníamos pensado ningún plan para ese día hemos aceptado su oferta y por 3 $ nos hemos plantado en Old Bank, la 'capital' de la isla. Población negra, inglés criollo, viviendas de madera, en definitiva, un ambiente muy parecido al de Belice y al de los pueblos garífunas del Caribe. (...) La grata sorpresa ha sido ir hasta Wizard Beach, la playa más próxima. Han sido unos 45 minutos de caminata descalzos por un camino totalmente embarrado imposible de hacer en chanclas. Sin embargo, el sufrimiento ha merecido la pena, Wizard Beach es una señora playa..." (Diario de viaje, 27-01-12).

El archipiélago de Bocas del Toro presume de contar con algunas de las playas más espectaculares de Panamá. Bastimentos, una de las islas principales, es famosa por poseer algunas de las más paradisíacas. Este es el caso de Wizard Beach, o playa Primera, la más hermosa de la isla.

A Wizard se llega por un camino salvaje desde Old Bank, la capital de Bastimentos. Aunque en un principio la distancia se debería cubrir en unos 30 minutos de caminata, el barro formado por las lluvias puede convertir el trayecto en una auténtica aventura de supervivencia en medio de la selva. No obstante, todo sufrimiento es poco cuando se alcanza Wizard. Una solitaria y paradisiaca playa de arena, de aguas bravas y cocoteros que transmite una gran sensación de libertad.

Y es que Centroamérica es sin duda uno de los lugares con más diversidad de paisajes del mundo. Cuenta con selvas, volcanes imponentes, una cultura apasionante y por supuesto, un montón de lugares turísticos que seguro te sorprenderán. ¿Estas preparado para unas vacaciones en Centroamérica?

 
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