«Mujeres y hombres y viceversa» es un programa de Telecinco que se articula en torno a la banalización y la vulgarización de las relaciones amorosas de pareja; un espacio televisivo que rinde culto a un prototipo muy definido de belleza, tanto masculina como femenina; dirigido a jóvenes y que tiende a convertir a sus participantes en productos mediáticos entre ese público que vive interesado en sus devaneos amorosos, los cuales pueden ser tan reales como ficticios. Como todo lo que en este espacio televisivo se cuenta. En los seis años que lleva este programa en emisión -al principio en la sobremesa y después al mediodía-, el espectador ha asistido a disputas, discusiones, momentos morbosos, confesiones íntimas... El casi millón de espectadores (14,1% de share en marzo) que a diario ven este programa en Telecinco ha sido testigo de cómo jóvenes anónimos -todos con un corte muy parecido y un amor encomiable por el gimnasio y la fiesta nocturna- peleaban por aferrarse a la efímera popularidad lograda mucho después de haber abandonado el programa o de cesar su participación en él. Unos han terminado recalando en otros realities de Mediaset, otros vagan por discotecas de toda España como reclamo promocional. Lo que cuesta recordar -y es más censurable- es que en «Mujeres, hombres y viceversa» una de las pretendientes -las chicas que compiten por ser elegidas por uno de los dos chicos que buscan pareja, llamados tronistas- realice la personal confesión que protagonizó en el programa de este lunes la joven Laura Rey Pérez. Censurable por el tema que aborda y por no tratarse de una confesión espontánea, sino extraída con dudosa ética por parte de presentadora -Emma García- y demás participantes. Laura ha dejado entrever que sufre problemas con la alimentación al no sentirse a gusto con su físico. Una confesión que, lejos de compungir a los presentes en el plató, ha originado un debate sobre si la chica puede tener complejos o no. Todo ha comenzado cuando Laura ha aparecido vestida de vedette, pues las pretendientas de Isaac, entre las que se encuentra Laura, debían realizar un desfile ante él ataviadas de esta guisa. Después, como es habitual, se les juzga su vestuario por algunos ganchos fijos del público cuya principal misión es crear polémica. Al más puro estilo de la televisión nocturna de los noventa. Siendo juzgada negativamente por Tamara (una de las chicas gancho del público), Laura ha sugerido que Tamara no podría vestirse de vedette dado su físico. Comentario que ha soliviantado a Tamara y de cuyas críticas se ha defendido Laura afirmando «Nunca me meto con la gente por el físico porque yo he tenido un problema con eso y no me gusta». La presentadora del programa, Emma García, ha parecido ignorar de qué problema se trataba y ha pensado que sería una buena opción focalizar la atención sobre este tema: Emma García: «¿Laura, tienes complejo de algo?» Laura: «Complejo no... A lo mejor no me valoro...», visiblemente afectada. Emma: «¿Has tenido algún problema con la alimentación y estas cosas? ¿Anorexia? » Al preguntarle si ha sufrido anorexia la chica lo ha negado, así que muy interrogativa, Emma García ha seguido preguntando: «¿Bulimia?». El gesto de Laura confirmaba las sospechas. La presentadora profundizaba en la cuestión mientras Laura se mostraba entre afectada e incómoda: Emma: «¿Pero lo tienes superado o estás ahí, ahí? ¿Estás con tratamiento?» Laura: «Yo es que me como mucho la cabeza. A lo mejor como y luego no me siento muy bien y no vivo bien». Emma: «O sea, ¿estás en fase de recuperación?» En este momento los problemas alimenticios de Laura y su aspecto físico eran ya el único punto de debate de un programa que se emite dentro del horario infantil por cuya vulneración ya ha sido multada Telecinco en alguna ocasión. A modo de consejo, una de las presentes (Nagore) ha comentado: «Ella no se tiene que querer más porque tenga un cuerpo 10 ó 12, da igual el cuerpo que tengas, tú te tienes que querer [...] Te tienes que querer a ti misma». Emma García ha intentado poner orden en el gallinero y ha querido que Laura, pese a mostrarse visiblemente afectada, aclarase las causas de sus problemas: «Estamos hablando de que no le gusta su cuerpo y de que ha tenido algún un problema de alimentación, pero a lo mejor viene por otro problema que ha podido sufrir: una carencia de cariño que le ha llevado a eso... una relación» , ha comentado Emma García prosiguiendo: «¿Te han hecho sentir mal? Yo pregunto» Laura: «Es que, de verdad, no me gusta hablar de este tema porque me voy a poner a llorar y no quiero...» Emma: «¿Es muy reciente?» Laura: «No es reciente, es todos los días Emma» Emma: «¿Pero qué te pasa todos los días, mujer? Fíjate que es algo que nos está dejando asombrados. Bajar [vestida]así; hay que tener valor y ganas y hay que querer a tu tronista. Esto es complicado y, si tú estás venciendo miedos e inseguridades, lo estás haciendo genial» Un impasse y vuelta al tema: «Intentaron rajarme la cara» Tras una pausa y tras deliberar qué chica había sido para su tronista la que mejor iba vestida de vedette -eligió a la propia Laura-, Tamara, la opinadora del público, ha querido reavivar la polémica: «Voy a volver al tema de los complejos. Creo que has metido la pata metiéndote con mi físico y ha sido la salida más fácil que has tenido decir que tienes complejos». Tamara veía en la confesión de una incrédula Laura una excusa para arreglar su agravio y sostenía que Laura presume demasiado de su físico en redes sociales como para avergonzarse de él: «Una persona que tiene complejos no actúa en ciertas redes sociales como actúas tú», le recriminaba Tamara. Lo cierto es que el Twitter de Laura está plagado de fotos y autofotos subidas por la propia Laura que muestran un físico excepcional. «Necesitas que te estén diciendo lo guapa que eres. Tienes que aprender a diferenciar. Diciendo que tienes complejos ofendes a mucha gente», le espetaba Tamara. Impotente, Laura ha respondido: «La gente no sabe los problemas que yo he tenido. En mi pueblo yo no puedo salir porque me han intentado rajarme la cara más de dos veces». Por supuesto, Emma García no ha dejado que esta afirmación se perdiera en el aire: Emma: «Un momento, ¿en qué pueblo vives? Laura, ¿qué ha pasado? ¿Así sin más han intentado hacer ese tipo de cosas? Algo habrá pasado...» Laura: «Que no Emma, eso es lo que quiero saber yo también... » A partir de ahí, el guirigay formado en el plató ha sido notable. Voces por todos lados opinando sobre por qué le sucedía esto a Laura y sobre lo que debería hacer. La muchacha ha afirmado que en su pueblo ya empezó unos años antes a «hacer desfiles y cosas...» y que un grupo de personas la intentaron agredir en dos ocasiones y que desde que sale en «Mujeres y Hombres y viceversa» esas amenazas le suceden «el doble». Así mismo, Laura ha comentado que en este asunto ha interpuesto varias denuncias. Emma García, comprobando que el tema se pasaba ya de rosca y que se echaba el tiempo encima, ha decidido poner fin y seguir adelante con el resto del programa. Laura, por su parte, ha agradecido en su cuenta de Twitter el apoyo mostrado por muchos espectadores del programa, aunque también se ha quejado de que otros la hayan criticado por exponer su problema: «Recibo tweets diciendo que me creo guay por tener problemas cn la comida... Perdonarme pero ni a la peor persona del mundo le deseo esto», ha escrito en su perfil de Twitter en el que esta chica tiene como frase que la define: «Es triste vivir en un mundo donde la apariencia vale más que la personalidad...», paradójica máxima en alguien que participa en un programa de la naturaleza de «Mujeres y hombres y viceversa». Sin duda, enfermedades como la anorexia o la bulimia son cuestiones de extrema seriedad y gravedad que no debieran ser tratadas de una manera tan banal, superficial y sensacionalista como se ha hecho este lunes en «Mujeres, hombres y viceversa». Máxime cuando las víctimas más comunes de estos trastornos alimenticios -según estudios médicos- son jóvenes entre los 12 y los 25 años; un segmento de la población en el que destaca este programa especialmente por su seguimiento. «Mujeres, hombres y viceversa» registró en el mes de marzo un share del 37,1% en el grupo de espectadores de edades comprendidas entre los 13 y 24 años.