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Estanco de Guardia

Pioneros en un negocio de éxito para tiempos de crisis

En el barrio de Chueca, muy cerca de Gran Vía.(CARLOS CALA)

En el barrio de Chueca, muy cerca de Gran Vía.

Eduardo Fernández es cubano. Llegó a España procedente de Estados Unidos y trabajó en la hostelería, hasta que la crisis le ofreció una oportunidad para prosperar. Junto a otras personas, comenzó a gestionar dos estancos en el centro de Madrid, uno de ellos con horario ampliado hasta las doce de la noche. La ley de libertad de horarios comerciales aprobada por el Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid que entró en vigor el pasado mes de julio, hizo que se encendiera su bombilla: ¿por qué no vender tabaco las 24 horas, los 365 días del año? Después de casi tres meses de funcionamiento, los datos no ofrecen lugar a dudas.

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"Todo se resume en una palabra: trabajo", repite machaconamente Eduardo Fernández Salomón. Gestiona, en compañía de otras personas, tres estancos en pleno centro de Madrid, en el mismísimo barrio de Chueca, a escasos metros de la Gran Vía, en el corazón de la marcha nocturna y donde la vida nunca se detiene. Ahí está una de las claves de su éxito. "En esta zona hay muchos negocios que podrían explotarse mucho más, sobre todo en estos tiempos", nos dice, señalando a un lado y otro de la transitada calle de Hortaleza, donde se encuentra su estanco de guardia. Ha tenido que salir del establecimiento para fumarse un cigarrillo, ya que la ley antitabaco le prohíbe hacerlo dentro del local. "Yo sólo quiero comer. Y no me importa si para ello tengo que trabajar mucho".

Este estanco, el número 93 entre las expendedurías de tabaco y timbre, viene a sumarse a otros establecimientos que tampoco cierran nunca: las farmacias. Claro que las farmacias velan por la buena salud de sus clientes, y en los estancos, lo primero que llama la atención son las frases impresas con grandes letras en los paquetes de tabaco, en los que puede leerse, entre otras cosas, 'Fumar mata' o 'Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor'. "No creo que el hecho de abrir 24 horas fomente el tabaquismo", asegura Eduardo. "Siempre habrá quienes fumen, quienes dejen de fumar y quienes empiecen a hacerlo".

Cunde el ejemplo

Los datos hablan por sí solos: todo se ha multiplicado por dos. El horario, el trabajo, el personal contratado y la facturación. "Al cerrar el balance del primer mes, me sorprendí muchísimo. Y cada día me sorprendo más", recuerda Eduardo Fernández, mirando repentinamente hacia una mesa en cuyo centro destaca la bandeja de la caja registradora con la recaudación. En sus compartimentos se agrupan montoncitos de monedas y billetes de varios colores. "Con respecto a un estanco de horario normal, aquí todos los días duplicamos la recaudación. Algunos días incluso llegamos a triplicarla". En horario nocturno, de doce de la noche a ocho de la mañana, han llegado a sacar más de quinientos euros. Y eso solo en una noche. A esto hay que sumar la recaudación del día, que suele ser mayor. "Muchos compañeros del gremio me decían que estaba loco, que era una locura eso de abrir las 24 horas. Ahora son ellos los que están empezando a ampliar sus horarios. Algunos ya abren los domingos y están funcionando muy bien. Le han visto color".

Eduardo cree que sería positivo que otros estanqueros siguieran su ejemplo y abrieran 24 horas. Cree que es un buen servicio para el turismo. "También para los clientes españoles", añade rápidamente. Pero, ¿quién se acerca al estanco a comprar un paquete de cigarrillos a las cuatro o las cinco de la madrugada? "Mucha gente", replica. Y parece sorprendido por la pregunta. "Si no hubiera compradores, no habría negocio. Y menos en el sector del tabaco, donde el margen de beneficios es tan pequeño. Por eso abrimos de noche. Si no hubiera gente, no lo haríamos. A esas horas, por aquí vienen desde agentes de policía, a trabajadores de hospitales, pasando por los empleados del servicio de limpieza, los chicos y las chicas de la noche, la gente que está de paso... Vienen, incluso, desde diversos puntos de Madrid. Buscan en Internet 'estanco 24 horas' y les aparece este. Me han llegado clientes hasta de otras ciudades madrileñas".

Las trabas burocráticas

La entrada en vigor de la ley de Dinamización de la Actividad Comercial en la Comunidad de Madrid, para la libertad total de horarios comerciales, permitió a Eduardo Fernández Salomón poner en marcha la idea que llevaba tiempo madurando: abrir su negocio todos los días y a todas horas. Pero no todo fue un camino de rosas. "Yo llegué a España con una estructura más americana, donde no te encuentras ninguna traba para poner en marcha un negocio. Y aquí, cuando me puse a cumplimentar toda la documentación empecé a encontrarme con todas las dificultades. Al principio te lo pintan todo muy bonito, pero al final siempre te encuentras con la pescadilla que se muerde la cola: mucha burocracia".

Uno de los problemas que encontró Eduardo, precisamente, fue el del desarrollo de la actividad durante las 24 horas, a pesar de que la ley ya estaba en vigor. "Alguna vez ha venido la policía municipal, causando molestias en nuestro trabajo, sabiendo que ya está aprobada la normativa, que no somos hostelería y que tenemos todo en regla. Si ya saben todo eso, ¿para qué vienen? Si lo único que queremos es trabajar. Y trabajando es como podemos salir adelante y superar todo lo que nos está pasando ahora mismo. Imagínate: en el otro estanco que abría en horario normal, tenía tres empleados. En este tengo seis".

  • <a name="despiece1"></a><b>¿Qué debo hacer para poner un estanco?</b>
Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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