Sociedad | Actualidad

El juez reconoce fallos que han bloqueado la investigación del caso de Ruth y José

El magistrado pide abrir un debate para evitar que se repita un caso tan dramático

Una de las mesas metálicas que estaba al lado de la hoguera de la finca de Las Quemadillas (Córdoba), propiedad de la familia de José Bretón, el padre de los niños desaparecidos, donde los investigadores tratan de encontrar respuestas a los interrogantes

Una de las mesas metálicas que estaba al lado de la hoguera de la finca de Las Quemadillas (Córdoba), propiedad de la familia de José Bretón, el padre de los niños desaparecidos, donde los investigadores tratan de encontrar respuestas a los interrogantes

¿Cómo terminó José Bretón con la vida de sus hijos? Esa es una de las pocas incógnitas que permanecen once meses después de la desaparición de los niños sobre la mesa de los investigadores y del juez instructor, que lo refleja así en el nuevo auto contra José Bretón.

Según el auto, los niños salieron de la casa de los abuelos el 8 de octubre a las 13:30 horas, y el juez y los investigadores creen que su muerte se produjo nada más llegar a la parcela de Las Quemadas, alrededor de las 13:40 horas. En las nueve páginas del auto, el instructor del caso, por los indicios y las pruebas encontradas, relata cómo pudieron ser esas horas.

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A las 15:00 horas, los vecinos detectan un fuerte olor a lo que piensan que puede ser basura quemada, pero no es hasta las 17:15 horas, cuarenta y cinco minutos antes de que José Bretón denuncie la pérdida de los niños en un parque, cuando se produce el primer avistamiento de una columna de humo por parte de efectivos del Infoca del parque de Adamuz.

En esas horas el acusado trató de hacer desaparecer los cadáveres de los menores quemándolos en una auténtica pira funeraria. De hecho, la policía ha hallado una de las dos garrafas de gasolina de 70 litros que José Bretón compró en Huelva en los días previos a su viaje a Córdoba con los menores.

El juez trabaja con la hipótesis de que ese combustible se vertiera incluso sobre los cuerpos o sobre la leña para avivar el fuego y conseguir un mayor efecto incinerador. El magistrado admite que la hoguera era la pieza que no encajaba, no casaba con el perfil psicológico del acusado, y siempre estuvo en el centro de las sospechas por parte de la policía.

En el auto se habla de que los dos cadáveres estaban orientados de la misma forma, en diagonal. Hay un alto número de restos humanos hallados, entre los que se encuentran arcos vertebrales, fragmentos de cráneo, dientes y una falange; mejor conservados en el caso de la niña y más deterioraros en el caso de su hermano menor.

En los registros se ha encontrado un palo curvo del que Bretón se sirvió para remover desde lejos la hoguera y la mesa metálica que usó para incrementar el efecto del fuego.

Dice el magistrado que el juzgado no ha tenido reparo alguno para calificar como asesinato el caso. Queda claro que Bretón se aprovechó de la evidente inferioridad de los niños para causarles daño porque éstos no podían defenderse. Además, tenía la confianza total de los pequeños, que jamás hubieran pensado que corrían riesgo alguno.

El auto indica que se trata un caso de extrema violencia doméstica donde el acusado aprovecha el vínculo con los niños para materializar la mayor venganza posible contra su esposa.

El juez admite los errores que han bloqueado la investigación durante diez meses pero apunta a que su juzgado no buscará responsabilidades ajenas o excusas por lo que por su parte pudiera serle reprochable. José Luis Rodríguez Lainz indica en el auto que es preferible reflexionar y abrir un debate serio para que un caso tan dramático no vuelva a ocurrir.

María Eugenia Vílchez

María Eugenia Vílchez

Me mueven las causas justas. Me gusta contar historias y dar voz a personas que normalmente no la tienen...

 
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