Último debate electoral en Francia

Sarkozy suspende el Consejo de Ministros para preparar su último pulso con Hollande. Las encuestas ratifican la ventaja del candidato socialista. "No es un combate de boxeo", declaran al unísono los dos candidatos.

François Hollande, el candidato del Partido Socialista, es el favorito en las encuestas, por lo que arriesgará menos en el cara a cara, el único de esta segunda vuelta. Por su parte Sarkozy debe remontar la distancia que le separa de su rival, por lo que deberá buscar la confrontación y el lucimiento. El presidente francés ha retrasado hasta este jueves el Consejo de Ministros que habitualmente se reúne los miércoles para preparar la confrontación, la única en esta segunda vuelta.

Curiosamente los dos candidatos se han referido al debate en los mismos términos: "No se trata de un combate de boxeo", han coincidido. "No tengo entrenador. No se trata de un combate de boxeo o un concurso de palabras bonitas", ha declarado Sarkozy, "hay que tomárselo con humildad y no emplear frases elaboradas porque suena a falso".

A pesar de las expectativas, los medios franceses recuerdan este miércoles que desde su creación en 1974, ningún debate ha logrado dar la vuelta a los resultados en las elecciones. En estos momentos, Hollande aventaja en las encuestas a Sarkozy, obtendría 53,5% de los votos frente al 46,5% del presidente y candidato de la UMP, según la última proyección en intención de voto que arroja un sondeo difundido por la emisora RTL y la prensa regional. El debate de este miércoles sí puede ser determinante para movilizar a los abstencionistas o acabar de fijar el voto entre los indecisos. De ahí que los equipos de Sarkozy y Hollande hayan negociado y fijado hasta el más mínimo detalle: desde el largo de la mesa -un poco mayor que en 2007- hasta, por supuesto, los asuntos: económicos, al inicio; seguridad e inmigración, después; para terminar con los de política exterior. Cada uno de los candidatos dispondrá de su propio mando para el aire acondicionado.

El debate en la calle

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El desempleo, que en Francia ha alcanzado la tasa del 10,9% de la población activa, es sin duda la principal preocupación entre los votantes, de izquierda o de derecha. "Es el problema de Francia y de Europa, especialmente el desempleo de los jóvenes", recalca Phillipe.

"Va a ser una sucesión de reproches", dice Sandrine, votante de la izquierda, "que apenas cambiará las cosas, quizá servirá para que unos pocos indecisos se definan". "Que se ocupen de Francia", concluye Elianne, votante de la derecha, "sobre todo del desempleo. Eso es lo más importante".

Los votantes más conservadores establecen una relación directa entre el desempleo y la inmigración. David, nacido en España y que tiene la doble nacionalidad, trabaja en un mercado al norte de París y votará a Sarkozy: "los árabes son mis amigos y aquí todos nos llevamos bien, estamos integrados", explica a la Cadena SER. "Pero los franceses estamos hartos de la inmigración. No soy racista, pero Francia ya no puede asimilar a tantos extranjeros".