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Un desinflado Movimiento 20 de febrero celebra un año de protestas

El grupo contestatario festeja su aniversario con menos apoyos que hace un año

El grupo contestatario aún está presente, pero ha festejado su aniversario con menos apoyos que hace un año(EDUARDO MARÍN)

El grupo contestatario aún está presente, pero ha festejado su aniversario con menos apoyos que hace un año

"Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos 20 de febrero, cumpleaños feliz" era el cántico que sobresalía hoy en la manifestación de Rabat, que no ha logrado congregar a más de 1.500 personas. Hace un año, durante la primera marcha que dio nombre al movimiento, la participación rondó los 10.000 asistentes. En otras ciudades como Casablanca y Tánger, la participación también ha sido menor que en otras ocasiones.

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Un año que, pese a todo, ha visto como este grupo de jóvenes, en un principio sostenidos por la organización islamista Justicia y Caridad que posteriormente retiró su apoyo, ha instaurado el debate y la crítica política en un país en el que la primavera árabe ha pasado de refilón.

"No queremos un rey que juzgue ni gobierne, queremos que el poder en Marruecos sea del pueblo", aseguraba, hace un año, Oussama El Khlifi, una de las cabezas visibles de los inicios de este Movimiento 20 de febrero. El monarca Mohamed VI captó rápido el mensaje y, veloz de reflejos, receloso de lo que ocurría en los vecinos países árabes, instauró un proceso de reformas de la Constitución que, sobre el papel, le privaba de ciertas prerrogativas ejecutivas.

La nueva Carta Magna fue aprobada en referéndum el 1 de julio por un más que dudoso 98'5% de los votantes. Meses después, en noviembre, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) ganó las elecciones y formó un gobierno de coalición. Sin embargo, en ambas consultas, la gran vencedora fue la abstención, escondida entre unas cifras de participación falsas, maquilladas por el Ejecutivo marroquí al contabilizarlas sobre la población inscrita para votar y no sobre los 24 millones de marroquíes con edad legal para hacerlo.

El nuevo Gobierno prometió cambios y habló de un nuevo Marruecos. Sin embargo, el Movimiento del 20 de febrero, que llamó al boicot de referéndum y elecciones, asegura que nada ha cambiado. Las protestas de licenciados en paro y diversos grupos sociales continúan en las calles, algunas incluso dejando tras de sí jóvenes inmolados, desesperados por su situación. Tampoco han parado las detenciones con ciertas sospechas políticas o de opinión.

Como, recientemente, la de varios jóvenes que publicaron en Internet críticas o caricaturas de Mohamed VI, o la de El Haqed, el rapero acusado de vandalismo pero cuyos defensores alegan que pasó 4 meses en prisión por las letras de sus canciones, críticas con el sistema. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de la población marroquí parece satisfecha o al menos apática con el actual sistema y más pendiente de observar las marchas desde la acera que de formar parte de ellas.

El Movimiento 20 de febrero admite "no haber sabido llegar al grueso del pueblo"

Enfrentado a las fuerzas de seguridad, que en varias ocasiones han reprimido violentamente sus marchas, y a varios grupos de defensores del rey Mohamed VI, el Movimiento 20 de febrero admite "no haber sabido llegar al grueso del pueblo", en palabras de Youness Belghazi, uno de sus miembros más activos en Rabat. Inevitables son las comparaciones con otras protestas. "En Egipto era el pueblo quien hablaba; nuestro problema es que hemos hablado mucho del Movimiento 20 de febrero y hemos olvidado al pueblo".

Sin embargo, para el futuro se plantea "llevar la lucha a las instituciones", para construir un verdadero "Estado institucional", continúa Belghazi, consciente de la dificultad de esta hazaña. "Para cambiar la política hay que cambiar la economía, y para ello hay que enfrentarse a Mohamed VI, que controla el 30% de la economía nacional".

Preguntado por el devenir del Movimiento y del éxito de sus protestas, Belghazi responde que lo único que él desea es "hablar a mis futuros hijos del Majzén (sistema político que rodea el rey) como un personaje mitológico porque no quiero que ellos vivan lo que estoy viviendo yo".

Sea como fuere, y aunque haya perdido fuerza, lo cierto es que el Movimiento 20 de febrero sigue vigente un año después y celebra su aniversario con manifestaciones y con el estreno mundial, este lunes, del documental My Makhzen & Me. Su director, Nadir Boumouch es un joven marroquí residente en California (Estados Unidos). El pasado verano volvió a su país natal y decidió rodar esta película. En declaraciones a la Cadena SER, asegura que lo hizo porque "el Movimiento 20 de febrero podría fallar y sabemos que el sistema se encargará de que no aparezca en los libros de historia de Marruecos; por eso con mi película quiero asegurarme que en el futuro la gente vea que esto se hizo en el pasado y se podría hacer también en el futuro".

 
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