Sociedad | Actualidad

Las mujeres, motores del desarrollo en Anantapur

La mujer es la protagonista de los cambios que está viviendo el distrito de Anantapur

Varias mujeres han unido sus fuerzas agrupándose y se han empoderado pero saben que el cambio no es fácil. Visitamos un pueblo donde las mujeres viven todavía en desigualdad.

Mujer y niño en la  estación de ferrocarril de Anantapur

Mujer y niño en la estación de ferrocarril de Anantapur

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Obaiah se ha convertido en profesor

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La localidad de Madakashira es el único rincón del distrito de Anantapur donde, hasta ahora, no había llegado la Fundación Vicente Ferrer y eso se nota. Basta con entrar en el pequeño pueblo de Gollarahati, donde viven aisladas 15 familias golah, para que comience un viaje en el tiempo.

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Aquí las mujeres son el motor de la economía familiar. Lavan, cocinan, cuidan de sus hijos, del ganado y de los cultivos, sin embargo, carecen de derechos. Su posición en la comunidad les permite apenas salir de casa y, sus decisiones están supeditadas a la aprobación previa de los hombres. Esto es lo que sucedió cuando la Fundación dio uno de sus primeros pasos, crear un Comité de Desarrollo de la comunidad que les represente y sirva de enlace con la Fundación. Fue difícil pero las mujeres consiguieron convencer a los hombres de que ese núcleo debía crearse de forma igualitaria. Lo forman dos hombres y dos mujeres.

Timaka es una de esas dos mujeres. Ha dado el paso porque quiere "que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres y que, desde niñas, tengan las mismas oportunidades" Ella conoce muy bien la discriminación. En su propia casa acaba de ver como una de sus hijas ha abandonado los estudios porque, "ante la falta de recursos es mejor que sea su hermano el que continúe estudiando. Será quien de continuidad al apellido de la familia. Mientras, ella ayuda en casa".

Para una niña pobre en la India estudiar es un sueño. Desde que nace, su destino es casarse y es habitual que sean sus padres quienes elijan con quien debe hacerlo. Ellos pagarán "la dote" a la familia del nuevo marido, quien a partir de ese momento, se hará responsable de la vida de la mujer y tomará por ella las decisiones.

Las mujeres son rechazadas desde el momento de la gestación

La legislación india ha prohibido la dote pero la realidad es que sigue vigente y en muchas ocasiones supone una deuda eterna para la familia, por eso, es preferible tener niños que niñas. Ésa es la razón de que existan tantos abortos selectivos en este país. Solo en las últimas tres décadas se han producido en la India 12 millones de abortos selectivos.

El Gobierno impide que los médicos desvelen el sexo del bebe cuando se realizan ecografías pero la realidad es que se puede conocer pagando grandes sumas de dinero. Además, una prueba tan básica como ésta es poco habitual en la India rural. "Lo normal es que las mujeres aquí no tengan control de su embarazo y en las zonas más aisladas den a luz sin ayuda médica", nos cuenta Manuel Baraona, ginecólogo del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla que estos días trabaja en el Hospital de Batallapallhi de la Fundación como voluntario.

Las mujeres más mayores de las aldeas son quienes ayudan a las mujeres durante el parto. Esto sucede en Golarahati donde además, las mujeres de la casta golah, son obligadas a abandonar la comunidad para dar a luz donde deben permanecer con su bebé durante los tres primeros meses de vida. "Yo he visto morir a muchas mujeres. Solo en los últimos meses, dos han muerto aisladas en el campo por la picadura de una serpiente" nos cuenta Timaka. El poder de las supersticiones es tan fuerte que obliga a que las mujeres, una vez al mes, durante la menstruación, también abandonar el pueblo.

El cambio es posible

"Estas prácticas que discriminan a la mujer y la estigmatizan son habituales cuando comenzamos a trabajar en las comunidades de dálits, grupos tribales o backward cast". Lo dice Moncho Ferrer, Director de Programas de la Fundación. "Los cambios no se pueden imponer de un día para otro, son lentos pero llegan"

La prueba de que ese cambio es posible son los 5.100 shangams o asociaciones de mujeres que hoy existen en Anantapur.

La red se extiende a 100.000 mujeres que han vivido en primera persona el reconocimiento de sus derechos. Doreen Reddy, Directora del Sector Mujer de la Fundación: "Antes solo el 2% de las mujeres tenían acceso a la educación, hoy, sus hijas son enfermeras, médicas, ingenieras..."

Y eso no es todo, gracias a los mini bancos consiguen ahorrar dinero que, con la ayuda del Fonde de Desarrollo de la Mujer, les permiten crear microempresas. Es el caso de Chavandi, una joven de 25 años con tres hijos a su cargo que ha comprado vacas y gracias a la venta de la leche puede alimentarlos. Ella misma nos cuenta que "sin la ayuda de las mujeres del shangam, no hubiera podido alimentar a mis hijos cuando mi marido me abandonó".

Chavandi forma parte de un shangam de 102 dos mujeres en el pueblo de Edula Mustur que ha abierto pequeños negocios de leche, fruta, flores, incienso... Ser dueñas de su dinero les ha ayudado a sentirse realizas, a ganar autoestima y, lo más importante, a ser dueñas de sus propias vidas.

Pasará algún tiempo hasta que las mujeres de Gollarahati tomen también las riendas de sus vidas pero, el camino que han comenzado a recorrer no tiene vuelta atrás y han dado ya el primer paso. Las niñas más pequeñas tienen clases de refuerzo, algo que les permitirá seguir el nivel de las escuelas del gobierno y varios partos han tenido lugar en la camilla de un hospital. Quizás no tenga que pasar mucho tiempo para que podamos hablar del shangam de Edula Mustur.

 
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