Los virtuosos de Borja

Madrid

En los diez días que llevamos en la Ruta Quetzal, hay un pequeño grupo de expedicionarios que ha pasado desapercibido para muchos de los que están aquí. Hasta ayer. Se trata de los integrantes del aula de música, una de las actividades “extraescolares” que la organización pone en marcha cada año para completar esta experiencia.

Borja Juan se encarga de ella. Este joven zaragozano de 21 años está acabando sus estudios superiores de piano y repite como profesor de música. Antes de venirse a Perú, se marcó un reto: conseguir que un coro de 70 chavales y 18 instrumentos suene bien. La apuesta no era fácil porque estos chicos no se conocían antes de la Ruta y nunca habían ensayado juntos. De hecho, algunos de ellos no forma parte de un coro habitualmente. El llamamiento es “a gente motivada, que vean el aula como algo más y que merece la pena para hacer de la Ruta una experiencia mejor”, explica Borja.

Su trabajo comienza dos meses antes del viaje. Pide información de los expedicionarios interesados por la música, se pone en contacto con ellos por mail para intentar conocer su nivel y planifica dónde puede sacar lo mejor de ellos mismos para interpretar un repertorio acorde con la temática de la expedición.

Este año había una dificultad añadida, la falta de tiempo. El calendario de la Ruta es más corto y la organización ha planificado un programa apretadísimo que ha obligado al aula de música a ensayar por las noches mientras el resto duerme, a sacrificar el poco tiempo libre que queda y a saltarse algunas de las actividades oficiales para que no fallara nada en su estreno en la iglesia de la plaza mayor de la ciudad de Chachapoyas, al norte de Perú.

Anoche era su gran día y… juzguen ustedes mismos (sonido ambiente):

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Interpretación de \"Conquest of Paradise\" (Vangelis)

Hanak Pacha (canción anónima en Quechua)

Sia Jamba (canción zulú)

Borja asegura que si el estreno ha salido así, el concierto principal que el aula dará en la etapa de la Ruta en España será perfecto.