El caladero de la abstención
En la abstención está la clave del resultado de las elecciones autonómicas en Extremadura, la diferencia entre la revalidación o la pérdida de la mayoría absoluta del PSOE. En 2007, con una abstención del 25% (223.795 electores) los socialistas consiguieron 38 de los 65 escaños de la Asamblea frente a los 27 del PP. Tienen un colchón de 5 diputados para mantener el predominio en la cámara. No obstante, el PSOE centra su tarea en la movilización de su base electoral. Los aliados del PP son precisamente los electores que quieran castigar al Partido Socislista no acudiendo a votar.
¿Dejarán los votantes progresistas que el PSOE pierda el predominio absoluto en la Asamblea para castigar la gestión del gobierno de España?
Los sondeos realizados a lo largo de los últimos meses dan respuestas distintas. Si bien todos coinciden en la bajada en votos de los socialistas y, por tanto, en la bajada de escaños, a partir de este común denominador las conclusiones son diferentes dependiendo de quién haga las encuestas, de quién cocine los datos y, es fundamental, en que porcentaje de participación estén basados. Los sondeos favorables al PSOE prevén un descenso, aunque manteniendo la mayoría absoluta con 34 escaños de los 65 en juego. Los favorables al PP les dan el gobierno con unas subidas de entre cinco y siete puntos y dan entrada a IU en la Asamblea con un diputado, pero hay que tener en cuenta solo conseguiría el 5% de los votos necesarios si la participación bajara en un 10%, eso dicen desde fuentes socialistas. IU por el contrario, que en las pasadas elecciones se quedó a 380 votos de entrar en el reparto, confía en los nuevos electores y en una pequeña corrección del voto.
La campaña que llega en un momento de quiebra de la confianza de los ciudadanos en la política y en el que la credibilidad la ganará quien más austeridad en lo público les asegure. Con un 25% de la población activa en paro, los extremeños no están para oír promesas vanas. Han aprendido que el papel de los programas que les reparten lo aguantan todo y que las palabras en los mítines se las lleva el viento. Todo eso queda para los convencidos. A los otros, la cuarta parte de los electores, hay que convencerlos, darles razones tangibles, para acudir a sus colegios.
Austeridad en lo público y, esto es importante, a los extremeños les importa dónde se inviertan sus impuestos. Aquí entran en juego las ideologías. Lo dijo el otro día Guillermo Fernández Vara y es un compromiso importante: está dispuesto a dar la batalla si hubiera que decidir entre el déficit y el bienestar social. Esto se traduce en una administración más adelgazada y en subida de impuestos.
¿Aceptarán esto último los electores remisos a votar? Ese es el caladero que está en juego.