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Crónica:

Los discriminados hibakusha

La crónica de Ana Terradillos, enviada especial a Japón, desde Hiroshima

Otro superviviente de la bomba atómica de Hiroshima. La bomba estalló a 2 km de dónde estaba él. No tuvo ningún efecto inmediato de la radiación pero 20 años después le operaron de cáncer de estómago. Nunca le han gustado las centrales nucleares pero ahor

Otro superviviente de la bomba atómica de Hiroshima. La bomba estalló a 2 km de dónde estaba él. No tuvo ningún efecto inmediato de la radiación pero 20 años después le operaron de cáncer de estómago. Nunca le han gustado las centrales nucleares pero ahor

Kenti Kitagana es un "hibakusha". De esta forma llaman en Japón a los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Tenía diez años aquel fatídico 6 de agosto de 1945. Él se salvó, pero dice que muchas veces se siente mal por haberlo hecho. Les pasa a muchos. Es el sentimiento humano de no haber podido hacer todo lo posible para que los otros también se salvasen. El señor Kitagana dice que nunca se olvidará como huyó atemorizado de la escuela sin poder dar un poco de agua a más de quince alumnos de secundaria completamente quemados y atrapados entre los hierros que se la pedían encarecidamente. Él no tuvo ningún efecto inmediato a la radiación pero hace quince años le detectaron un cáncer de piel. Está convencido de que su cáncer viene de las radiaciones y tiene verdadero pánico a las centrales nucleares.

Restos de todo tipo en una zona donde se recogieron 15 cuerpos,la mayoría de ancianos que no pudieron ser evacuados

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Kenti Kitagana me ha dado un titular que yo nunca lo hubiese pensado. Dice que los "hibakusha" se han sentido discriminados durante mucho tiempo y que lo mismo les ha pasado a su segunda generación. "Era y es muy difícil para nosotros encontrar trabajo dice Kitagana porque pensaban que éramos muy débiles y les íbamos a fallar en cualquier momento". "No solo tenemos problema para encontrar trabajo, también hemos tenido problemas para casar a nuestros hijos. Mi hija se quería casar con un chico de fuera de Hiroshima y su familia no quiso porque creían que los hijos vendrían con malformaciones". Kenti KItagana contaba a la SER que después de la bombardeo nadie se quería acercar a la ciudad de Hiroshima. "Lo peor va a ser que los radiados de Fukushima van a sentirse discriminados también y eso que ahora hay más información y la seguridad de que las radiaciones no son contagiosas". "Van a tener problemas para trabajar en países como Corea o China y también en los aeropuertos de Europa y América". Parece algo increíble, pero lo cierto es que Kitagana me recordaba que hace unos días unos evacuados de Fukushima fueron rechazados al intentar alojarse en un hotel. Puede ser un simple caso de un hotelero extraño pero hay que seguir el asunto.

Kohki Hosokana tenía quince años y la bomba le pilló a tres kilómetros. Tampoco tuvo efectos inmediatos, nadie los tuvo, pero veinte años después le operaron de un cáncer de estómago. También estaba en la escuela y se salvó porque una piedra enorme hizo de muro de contención. Su madre y su hermana murieron. Nunca se encontraron sus cuerpos y su padre falleció a los años, dice Hosokana que del sentimiento de culpabilidad que se le quedó por no poder salvar a su familia. El día del accidente nuclear de Fukushima lloró. Está convencido de que las consecuencias no van a ser tan grandes pero coincide con Kenti Kitagana en que los afectados de Fukushima van a tener problemas de salud y de trabajo. No tiene sentimiento anti-americano y califica lo de Hiroshima como una "brutalidad dentro de una guerra que vuelve locas a las personas". "Antes del accidente de Fukushima pensaba que las centrales nucleares no eran buenas pero creía que no se podía hacer nada. Ahora, dice este "hibakusha" pido al gobierno que cambie su política energética.

Kihara Shoji es un "hibakusha" de segunda generación. Su padre murió en el acto y su madre a los años de un cáncer. Ahora es su hermana la que tiene problemas aunque nació sin malformaciones a pesar de que la bomba le pilló en el vientre de su madre. Todos han revivido con terror el accidente nuclear de Fukushima y todos esperan que las radiaciones de la central de Fukushima no pasen factura a los habitantes como insiste el gobierno de Japón. Por cierto Kihara Shoji tampoco se cree lo que cuenta el gobierno.

Vuelve la alerta por el humo en los reactores de Fukushima y sigue la preocupación por los efectos de la radiación en los alimentos (Crónica de Nicolás Castellano desde Tokio)

01:05

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Los supervivientes de la bomba atómica de Hiroshima siguen sintiéndose discriminados (crónica de la enviada especial de la SER, Ana Terradillos)

01:30

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Ana Terradillos

Ana Terradillos

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (1991-1996) y en Ciencias Políticas por la UNED...

 
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