Insultar a los árbitros, un vicio cada vez más caro

Madrid

El pasado cinco de enero en el partido de Copa entre Villarreal y Valencia, el capitán de los de Emery en ese partido, Joaquín Sánchez, decepcionado y frustrado por la eliminación de su equipo, se despidió del trencilla en los siguientes términos: "¡Mírame a la cara cuando te doy la mano, que eres tonto, sinvergüenza!" Pero... ¿sabía Joaquín a cuanto está hablar de los árbitros?

Sí, debía conocerlo, pues minutos después el gaditano se acercó a la caseta del árbitro para mostrar su arrepentimiento. Dos días después, el Comité de Competición dictó sentencia; dos partidos de sanción y 600 euros de multa para el 'siete' del Valencia. Y es que desde un tiempo a esta parte, los comités han endurecido las sentencias con importantes cuantías económicas

Otro buen ejemplo de multa económica fue la que sufrió el entrenador del Barça, Pep Guardiola, cuando afirmó en una rueda de prensa que Clos Gómez había mentido en el acta. En aquella ocasión, Competición castigó a Guardiola con 15.000 euros de multa. Una cuantía desmesurada si se compara con el refinado discurso de Joaquín. ¿Se sube de precio la sanción si al árbitro se le critica en rueda de prensa?

Sin embargo parece que lo importante no es el lugar en el que se haga la descalificación, sino quién la diga y con la retranca con que la exprese. A finales de 2009, la Asociación Inglesa impuso a Ferguson una 'receta' de 20.000 libras (unos 24.000 euros) por dudar de un árbitro: "No estaba lo suficientemente en forma para un juego de esa categoría. El ritmo del fútbol exige un árbitro que esté en condiciones".

Mucho más allá, al terreno de lo abstracto llegó el ex entrenador del Real Madrid, Vanderlei Luxemburgo: "No vas a dormir esta noche por tener la conciencia sucia. Le sacaste amarilla a todo mi equipo". La advertencia en torno al descanso del colegiado le valió unos 2.000 euros al inventor del 'Cuadrado mágico'.

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Pero aún pueden darse por contentos los entrenadores del fútbol en comparación con los del baloncesto estadounidense. "Está claro que los árbitros no le permitieron nada a Ron Artest y sí lo hicieron con Manu Ginóbili", sólo esta frase le costó a Phil Jackson 35.000 dólares. Con semejante rasero, resulta inimaginable calcular cuál sería el montante en el caso de que Jackson hubiese aparecido en esa rueda de prensa con el folio de los trece errores arbitrales graves.

Sí queda claro que los Comités dan mucho valor a la palabra en comparación con otras formas de crítica arbitral. Diez partidos de sanción y 60 euros fue la penitencia que la Federación Ceutí puso a cuatro juveniles del Goyu Ryu por apedrear el coche del árbitro. Un precio muy barato si se tiene en cuenta que el coche estaba en marcha y el colegiado al volante.