Vuelven los lunes negros del PP

Mariano Rajoy(Reuters)

Madrid
Vuelven los lunes negros al PP. La tropa de Génova se supera a sí mismo. Los navajazos por Caja Madrid y el vodevil del PP valenciano colocan a Rajoy de nuevo en la picota y ya van demasiadas. Los ciudadanos tienen todo el derecho del mundo a pensar que si Rajoy no sabe gobernar mínimamente su partido, sería incapaz de gobernar este país que asiste perplejo a las guerras sin cuartel que se viven en una formación que debería estar centrada en su labor de alternativa a un gobierno superado por la crisis económica.
Rajoy sigue convencido de que sobrevivirá también a esta tormenta como ha hecho durante 25 años pero todo el mundo a su alrededor está convencido de que es su forma de dirigir el partido lo que les está llevando a esta catástrofe.
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En Caja Madrid, dejó moverse a sus anchas a Esperanza Aguirre y sólo en el último minuto sacó la carta de Rato: ya era demasiado tarde: alguien tiene que morir en esta batalla. Ahora Cobo, miembro de la ejecutiva de Rajoy y voz de Gallardón, carga con todo contra Aguirre y deja al descubierto un partido carcomido por dentro. La Operación Cobo sólo busca frenar como sea el desembarco de Ignacio González. Y qué decir de Valencia, donde Rajoy permitió que el caso Gurtel se pudriera hasta que el sumario se llevó por delante a Costa (o no) y ha dejado políticamente sonado a Camps; tan mal está la cosa, que Génova le ha pedido a los presidentes provinciales del PP que tomen las riendas del partido.
El autoritarismo de Aznar era insoportable y predemocrático pero unió como nunca a la derecha y la llevó al poder; el tancredismo de Rajoy ha convertido al PP en un reino de taifas con señores y señoras feudales. Si el PP no ha saltado ya por los aires es sólo porque Zapatero le ha dado aire con su nefasta gestión de la crisis.
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