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Qué fue de... Gordillo

El que fuera dueño y señor de la banda izquierda del Villamarín y el Santiago Bernabéu en los años 90, es ahora el director técnico del programa Escuelas Deportivas Danone y juega la Liga Nacional de Fútbol Indoor con el Betis

Gordillo trabajó la banda izquierda en los 90 en el Villamarín y el Santiago Bernabéu. Ahora es director técnico del programa Escuelas Deportivas Danone y juega la Liga Nacional de Fútbol Indoor con el Betis

Gordillo trabajó la banda izquierda en los 90 en el Villamarín y el Santiago Bernabéu. Ahora es director técnico del programa Escuelas Deportivas Danone y juega la Liga Nacional de Fútbol Indoor con el Betis

Su aspecto desgarbado, con las medias caídas y su particular forma de correr le hicieron valerse el cariño de muchos. Sin embargo fue su enorme calidad técnica, su entrega dentro y fuera de los terrenos de juego y un dominio inigualable de su pierna izquierda lo que le granjeó la admiración de los aficionados españoles al fútbol.

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Rafael Gordillo Vázquez nació en Almendralejo (Badajoz) el 24 de febrero de 1957. A los pocos días de nacer se trasladó, junto a su familia, al humilde barrio sevillano del polígono de San Pablo. Poco tardó el pequeño Rafael en comenzar a dar patadas a un balón, en algunos casos de goma y en otros, incluso, de papel y trapos. Su amor por el fútbol iba en aumento, y con ello sus destellos de calidad, que ya dejaron boquiabiertos a los curiosos aficionados del barrio.

El Betis, su casa

Fue en agosto 1972, en un partido entre el San Pablo y el Camas, y en el que Gordillo destacó como extremo, cuando Ventura se lo llevó para jugar en los infantiles del Betis. Se trata de la primera piedra en una carrera colmada de éxitos.

Desde sus inicios en el equipo verdiblanco, la silueta del joven futbolista comenzaba a destacar entre el ejército de aspirantes a estrella que poblaba la cantera del club. Así fue pasando por todos los peldaños del club hasta debutar con el primer equipo. La gran oportunidad le llegó de la mano de Rafael Iriondo el 30 de enero de 1977 ante el Burgos.

Pese a los nervios del debut, Gordillo no pudo mostrar mejor carta de presentación. Tal fue así que el técnico vasco apostó definitivamente por él, y el joven jugador se incorporó a una plantilla colmada de mitos para el beticismo.

El gran capitán que el beticismo necesita

A partir de ahí comienza una carrera meteórica en la que pronto se convierte en uno de los jóvenes con más proyección del fútbol español. Su época en el club sevillano coincidió con la era dorada del Eurobetis. Los éxitos del equipo en España y Europa no hicieron más que incrementar el buen rendimiento de Gordillo.

El futbolista se ganó el cariño de toda la afición bética con sus internadas por la banda izquierda, de la cual era dueño y señor. Su gran velocidad sumada a su extraordinaria calidad técnica le valió el interés de propios y extraños. Así llega uno de los momentos más especiales para el de Almendralejo. Kubala, por entonces seleccionador nacional, le hace debutar con la Absoluta el 29 de marzo de 1978 frente a Noruega con victoria para el combinado español.

Esto solo fue el principio de una larga carrera como internacional. Tal y como ya le había ocurrido en el Betis, en la selección Gordillo se adueñó de la banda en 75 ocasiones, disputando los mundiales del 82 y 86 y las eurocopas de 1980, 1984 y 1988.

Pese a que a nivel personal nada puede irle mejor, su equipo, el Eurobetis, incomprensiblemente, desciende a Segunda División. Por suerte para el jugador y todos los aficionados béticos, el periplo del conjunto por la división de plata solo dura un año. Por aquél entonces, Gordillo ya se había ganado el interés de muchos clubes de nuestro país que suspiraban por contratar los servicios del lateral zurdo.

Uno de los que más empeño puso en su fichaje fue el F.C Barcelona que durante muchos años estuvo tanteando al jugador, pero la negativa del club, que había creado un muro en torno a él, y la del propio Gordillo, nunca hicieron posible su contratación.

Gordillo era feliz en el Betis, el club de toda su vida y en el que realmente se convirtió en el gran futbolista que todos recuerdan. Las dos siguientes temporadas no hicieron más que acrecentar este interés. El del Polígono disputó todos los partidos de Liga y se convirtió en un autentico jugador de élite.

La 'Quinta del Buitre'

La nueva incursión europea del conjunto verdiblanco tuvo el mismo resultado: a casa en la primera ronda. Con las cosas así, el zurdo comenzaba a preocuparse por un futuro plagado de novias. El Barcelona no cesaba en su intento, pero finalmente fue el Real Madrid de Ramón Mendoza quien se consiguió que Gordillo abandonara el Villamarín.

Su llegada al conjunto blanco en la temporada 85/86 no es un camino de rosas. El destino le tenía preparada una mala jugada, y en un partido frente al Sporting sufrió una grave lesión que le mantuvo tres meses apartado de los terrenos de juego. Ese año, gana su primera Liga.

Sin embargo, el apoyo de sus compañeros Gallego, Juanito y Camacho, con los que también compartía vestuario en la selección, resultó crucial para el lateral. Gordillo acababa de aterrizar en una de las etapas madridistas más laureadas: la 'Quinta del Buitre'.

Una vez superados los obstáculos, Gordillo se integró plenamente en el equipo donde llegó a conquistar la segunda Liga, y así hasta 5 consecutivas, que hicieron de este conjunto uno de los mejores de la historia del club blanco. Gordillo, que en 1986 consigue su único título europeo: la Copa de la UEFA, afianzó su puesto en el carril izquierdo del Bernabeu, y como ya le había ocurrido en Sevilla, su empeño y entrega, le granjeó el cariño de toda la afición blanca.

Una vuelta anunciada

Los últimos años en el R. Madrid, el lateral no contó mucho para el entrenador y así, en 1982, y con el Betis llamando a su puerta, decide volver al sur para jugar en el equipo de toda su vida.

En el club verdiblanco permaneció durante tres años, consiguiendo el ansiado ascenso. Tras anunciar su retirada en 1995, el club de sus amores decidió rendirle el merecido homenaje que Gordillo se merecía. El día establecido era el 20 de junio y el rival no podía ser otro que el otro equipo que vivía en el corazón del futbolista: el Real Madrid. El resultado del partido (2-2) fue lo de menos. Gordillo recibió el cariño de toda la afición del Villamarín que animaba a su gran capitán con cánticos como 'Gordillo, ponte las botas...'. Además, el lateral pudo reunirse de nuevo sobre el terreno de juego con muchos compañeros que recorrieron con él su dilatada carrera deportiva como Míchel o Calderón.

Su retirada duró poco, ya que al año siguiente fichó por una temporada con el Écija cuando el club logró el ascenso a Segunda División. Tras esta campaña, el zurdo decidió colgar las botas de manera definitiva.

En la actualidad, Gordillo juega en la Liga Nacional Indoor con el Real Betis y es director técnico del programa Escuelas Deportivas Danone. Un jugador peculiar, que hizo pasar grandes tardes de fútbol a los aficionados a este deporte que iban a los estadios para verle correr sin descanso los 90 minutos que duraba el encuentro. Su velocidad endiablada, su compañerismo con el resto de jugadores, así como su entrega y calidad le han convertido en uno de los mejores futbolistas de nuestro país. Aunque también es cierto que ha pasado a la historia de nuestro país por su inconfundible manera de colocarse las medias, siempre caídas...

 
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