«Yo no vivo obsesivamente del gol. Me hace más feliz crear peligro, provocar penaltis, hacer pases para un gol seguramente porque nunca me he considerado un goleador nato» se definió así mismo Alfonso. Con trece años Alfonso Pérez Muñoz (26-09-1972, Getafe) ingresó en las categorías inferiores del Real Madrid y ahí, en la casa blanca, creció como futbolista. En 1990 el hoy presidente de honor del club blanco, Alfredo Di Stefano, entonces entrenador del primer equipo, se fijó en él y le hizo debutar en el Santiago Bernabéu ante el Zaragoza El Madrid consiguió la victoria por 2-0. Jugó en las filas madridistas durante cinco años. Durante ese tiempo se alzó como campeón de la Copa del Rey y la Supercopa de España en 1993 con Benito Floro como entrenador y la Liga en el 1995 dirigido por Jorge Valdano. Al finalizar esa campaña se marchó cedido al Betis. En verano de 1996 Fabio Capello llegó al banquillo del Real Madrid y dio la orden de recuperar a Alfonso. «Creía que era muy difícil volver, porque habían fichado muy buenos jugadores. Además el Madrid tenía que pagar bastante dinero. Si el Madrid no me hubiera llamado me hubiese quedado en el Betis igualmente contento» afirmó Alfonso tras conocer que el club de Chamartín iba a hacer efectiva su opción de recompra. El Madrid pagó 350 millones por él y se lo volvió a vender al Betis ese mismo verano por 1.160. Se convirtió así en el jugador español más caro del momento. Ídolo de la afición verdiblanca El delantero se alzó pronto como ídolo de la afición verdiblanca que le apodó como «el genio de las botas blancas» porque Alfonso calzaba unas llamativas botas blancas que no pasaban desapercibidas en el Estadio de Heliópolis, que entonaba en cada uno de los goles del madrileño «qué bonitos, qué bonitos son los goles de Alfonsito». Firmó 57 tantos y jugó 152 partidos durante las cinco temporadas que duró su primera etapa como verdiblanco. La euforia de la hinchada por el getafense no era compartida por el presidente de la entidad sevillana, Manuel Ruiz de Lopera, que tuvo varios enfrentamientos con el jugador y con su padre que ejercía como su representante. Unas declaraciones de Alfonso deseándole suerte al Sevilla en su lucha por el ascenso a Primera desencadenó uno de estos choques. Lopera no dudó en llamarle sevillista y pesetero. Sueño azulgrana En verano de 2000 Alfonso pudo cumplir uno de sus sueños de niño, vestir los colores del Barça, según él mismo confesó durante su presentación como nuevo jugador azulgrana. El delantero pasó sin muchos problemas un exhaustivo reconocimiento médico a pesar de las cinco graves lesiones que había sufrido hasta ese momento y que hacían dudar a algunos directivos azulgranas. Había firmado por cuatro temporadas, pero al finalizar la primera, en la que sólo marcó dos goles, el Barça decidió cederlo por un año al Olympique de Marsella. Y en verano de 2001, con 29 años, Alfonso comenzó su aventura francesa, marcada por unas pobres números, 4 goles en 11 partidos. El equipo galo no quiso ejercer la opción de compra que disponía sobre él y el Barça volvió a cederlo al Betis en 2002. Cuando concluyó la temporada, el club verdiblanco decidió comprarlo. En esta segunda etapa bética que duró dos temporadas y media, problemas físicos le impidieron tener continuidad y coger un buen ritmo de juego. Consiguió 10 tantos en 45 partidos. En junio de 2005 finalizó su contrato con el Betis y Alfonso decidió poner fin a su carrera deportiva justo después de conseguir la Copa del Rey. Autor del gol decisivo en la Eurocopa 2000 Alfonso defendió los colores de España en 38 ocasiones y consiguió 11 goles. Con la «Roja» participó en la Eurocopa de Inglaterra 1996, el Mundial de Francia 1998 y la Eurocopa de 2000 que se disputó en Bélgica y Holanda. En este último campeonato Alfonso hizo uno de sus goles más recordados. España necesitaba una victoria ante Yugolasvia en el último partido de la fase de grupos. El partido agonizaba y el marcador estaba igualado a tres, Guardiola cogió entonces la pelota en el centro del campo y la colgó al área, Urzaiz la peinó y Alfonso con una bonita volea consiguió el 4-3 y la clasificación de España para cuartos. El madrileño también fue uno de los integrantes de aquella histórica selección sub21 que consiguió el oro en los Juego Olímpicos de Barcelona 1992. Actualmente Alfonso juega con los veteranos del Real Madrid y acude con su hijo al Santiago Bernabéu cada vez que hay partido para apoyar al equipo blanco.