Almodóvar "se escandaliza" cada vez que la Iglesia "abre la boca"

Penélope es ante todo su gran amiga, pero el apellido Almodóvar impone, también a ella. A ella, a Blanca Portillo y al resto de elenco de actores de Los abrazos rotos. Así lo ha reconocido, un poco asustado, el propio Pedro Almodóvar en la entrevista con Carles Francino en Hoy por Hoy. "Reconozco que se ponen nerviosos incluso cuando me conocen", ha dicho el director de cine. Su hermano Agustín ha confirmado que la cinta ha arrasado desde el estreno en las salas el pasado miércoles. Sólo la adelanta en recaudación la última aparición de Clint Eastwood en la gran pantalla con su Gran Torino.

El premiado y talentoso director Pedro Almodóvar ha pasado por los micrófonos de la SER para mantener una larga entrevista con Carles Francino. El tema se centró en su última película, "Los Abrazos Rotos", pero el director también opinó sobre temas de actualidad, como la reciente campaña del Episcopado en contra del proyecto de ley del aborto.

Almodóvar fue contundente, ya que aseguró que "se escandaliza cada vez que la Iglesia abre la boca". También opinó del papel del Obispo Rouco Varela, de quien aseguró que "ha dicho las mayores barbaridades unido a veces también al antiguo presidente Aznar"

Los abrazos rotos

¿Cuáles son mejores? Los abrazos que se dan o los que no. Almodóvar matiza y rechaza las dos categorías excluyentes. Prefiere vestir de amargura a los que no se dan y de valentía a los que sí. Y la suya es una historia que mezcla ambas versiones de un mismo gesto, aunque "predomina el drama", porque como ha confesado en sus películas se ha "especializado en eso".

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El drama encarnado en un "enamorado sincero", pero capaz de tirar a una chica por la escalera y luego llevarla al hospital. Una historia que nació de una imagen, de un abrazo de una pareja en una playa de Lanzarote. Una compañera de la SER en la isla, Verónica Iglesias, ha hecho una fotografía en directo de ese mismo lugar. La pareja que en su día vio Almodóvar era hoy una pincelada de turistas que aprovechaban el primer sol de la mañana. "Estoy seguro de que todos esos turistas, todos esconden alguna historia", ha aventurado el director manchego.

La historia corría a su cargo, el marco, la Playa del Golfo, se la debe a Lanzarote. "El lago verde (que aparece en la escena) es muy impresionante", ha dicho Almodóvar, que quería mostrar "una explosión de vitalidad", en la que las "cometas sustituyeran a los fuegos artificiales".

El entorno era perfecto, no pudo pedirle más. Algo diferente ocurrió con sus actores. Lluís Homar sufrió sus exigencias de forma particular. "Soy muy maniático de los sonidos", ha reconocido el manchego que veía como el intérprete catalán hacía las pausas "en otros sitios, respiraba de otro modo..." Enseguida se ha reconocido como un perfeccionista, algo que le da "pena" porque en su defecto arrastra la actitud que muestran con él quienes le rodean, incluso, los que más le conocen.

"Según pasa el tiempo se ponen más nerviosos conmigo, incluso los que me conocen, incluso Penélope o Blanca, que han trabajado conmigo", ha señalado. "Es una pena porque yo no sé qué cara les pongo", ha rematado con un suspiro.

El suspiro de resignación se ha convertido casi en bufido cuando al director le han pedido que valorara la última campaña de publicidad de la Conferencia Episcopal contra el aborto. "Pensaba que no me escandalizaba ya por nada, pero sí me escandalizo", ha dicho en referencia al cartel en que la Iglesia compara la protección del lince ibérico con la desprotección de los niños de las mujeres que deciden interrumpir su embarazo.

"No se puede expresar un mensaje de una manera más burda. Me parece tremendo y tremebundo", ha criticado. En esa línea, Almodóvar también se ha mostrado contrario al mensaje del Papa Benedicto XVI sobre el uso del condón para prevenir el SIDA. Ratzinger aseguró que, más que una ayuda para evitar la enfermedad, el preservativo contribuía a su propagación.