Cascos encargó dos libros de autobombo antes de dejar el ministerio

Álvarez Cascos encargó semanas antes de dejar el ministerio de Fomento dos libros sobre sus actividades en los que se incluyen cientos de fotos del ministro y todos los premios que recibió como el famosos "Chirimoyo de oro", "El moscón de oro", el "membrillo" o el "martinillo" de oro. Según ha sabido la SER, Cascos se saltó todos los trámites habituales del ministerio para esta contratación.

Un mes antes de las elecciones, a las que él ya no se presentaba, Cascos quiso dejar para la posteridad un balance de su gestión como Ministro de Fomento. Encargó entonces 2.000 copias de dos libros que recogían todas sus actividades oficiales, foto incluida, y las obras llevadas a cabo por su departamento.

Cascos se saltó el procedimiento habitual: no solicitó la necesaria autorización del Servicio de Publicaciones del propio Ministerio, sino que buscó a la imprenta que le garantizase que los dos mil libros estuviesen listos en el menor tiempo posible.

Y se fue sin pagar. La factura, de 39.700 euros, seis millones y medio de pesetas, se emitió el dos de abril, cuando estaba a punto de producirse el traspaso de poderes. De hecho, la factura la ha recibido el equipo socialista.

Los 700 libros que no llegaron a a repartirse se acumulan ahora en los pasillos del Ministerio sin que sus nuevos ocupantes tengan muy claro qué hacer con ellos.

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UN LEVE RASTRO DEL PRESTIGE

La mancha del Prestige no alcanza al autohomenaje de Cascos. Con las prisas, olvidó incluir en las casi 400 páginas que suman los dos libros, la mayor catastrófe ecológica sufrida por España, salvo para elogiar en un breve párrafo la capacidad de reacción de los equipos de Salvamento Marítimo.

Ni rastro de la decisión de Cascos de alejar el buque ni de las toneladas de fuel recogidas por los cientos de voluntarios que acudieron a las playas gallegas.

Tampoco hay en el catálogo de actuaciones del ministerio de Álvarez-Cascos ni rastro de los socavones aparecidos bajo las vías del AVE en Aragón. Y sobre la situación descontrolada de la vivienda, de nuevo surge la tesis Cascos, esta vez por escrito y con mayor carga argumental, pero en esencia la misma: los pisos se venden porque los españoles los compran.