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¿Por qué se rompe el ayuno con un dátil en Ramadán? La comunidad musulmana cuenta cómo vive este mes en La Rioja

La Asociación Mundo Inmigrante asegura que es un mes que esperan "con muchas ganas cada año"

¿Por qué se rompe el ayuno con un dátil en Ramadán? La comunidad musulmana cuenta como lo viven en La Rioja

¿Por qué se rompe el ayuno con un dátil en Ramadán? La comunidad musulmana cuenta como lo viven en La Rioja

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Logroño

Son las siete y cuarto de la tarde. Quedan cinco minutos para que empiece La Ventana de La Rioja y Ghulam Raza, Huzaifa Samar y Ehlam llevan a cabo un gesto lleno de significado: comen un dátil. Es el Iftar, el momento en el que los musulmanes rompen el ayuno diario tras la puesta de sol. “Es una costumbre que seguimos porque el profeta Mahoma también rompía el ayuno con un dátil”, explica Raza, integrador social de la asociación AMIN.

Este pequeño fruto, más allá de su simbolismo religioso, es una fuente rápida de energía después de una jornada sin comer ni beber desde la madrugada. “La gente piensa que llegamos a este momento desesperados por devorar comida, pero en realidad, el cuerpo se adapta y no necesitas tanto”, señala Ehlam, voluntaria de AMIN.

Es el momento que se vivió en el programa este martes con la visita de la comunidad musulmana en La Rioja que pasaron por los micrófonos de Radio Rioja que afrontan el Ramadán como un periodo de fe, reflexión y unión, compartiendo su cultura con quienes se interesan por ella.

Cuando llegan a casa, en la mesa no falta la harira, una sopa tradicional marroquí que, según explica Ehlam, “siempre tiene que estar en el Iftar”. Además, se preparan otros platos, reflejo de la variedad gastronómica de cada país. “Como pasamos todo el día sin comer, nos entran ganas de cocinar muchas cosas, pero al final te llenas rápido y no comes tanto como pensabas”, comenta.

Con el inicio del Ramadán, la comunidad musulmana en La Rioja vive un mes marcado por el ayuno, la oración y la reflexión. Pero, más allá de la abstinencia de alimentos y bebidas durante el día, este mes sagrado supone una oportunidad para fortalecer la fe y la conexión con la comunidad.

¿Quiénes están exentos del ayuno?

Aunque el ayuno es uno de los pilares del Islam, no todas las personas están obligadas a cumplirlo. “Los niños pequeños, las personas enfermas y los ancianos no tienen que ayunar”, explica Raza. También están exentas las mujeres cuando tienen la menstruación, están embarazadas o en periodo de lactancia.

En el caso de las mujeres, Ehlam señala que durante la regla no solo pueden comer y beber, sino que tampoco tienen que rezar. Sin embargo, deben recuperar los días de ayuno más adelante. “Nos queda una deuda pendiente, pero tenemos todo el año para completarla antes del siguiente Ramadán”, comenta.

Rutinas y adaptación al día a día

El Ramadán no detiene la rutina de quienes lo practican. Huzaifa Samar, un joven estudiante, compagina su ayuno con el instituto en Logroño sin dificultad. “El tiempo pasa rápido con las clases y los estudios. Ya estamos acostumbrados”, afirma. Sus compañeros y profesores le preguntan cómo lo lleva, sorprendidos de que pueda pasar tantas horas sin comer ni beber.

Para los adultos, el desafío es compaginarlo con el trabajo. “El verdadero reto es seguir tu rutina normal mientras ayunas. Es una prueba de fe”, explica Ghulam. Él ha adaptado sus horarios para acudir al gimnasio por la noche, después de la cena, en lugar de hacerlo por la tarde.

El rezo también gana protagonismo en estas semanas. A las cinco oraciones diarias obligatorias se suman prácticas como el Tarawih, una serie de oraciones nocturnas voluntarias que se realizan en la mezquita. “Es un momento especial de conexión con Alá”, destaca Samar.

Un mes de comunidad, integración y solidaridad

El Ramadán también es un mes de unión. Las mezquitas se llenan de fieles que comparten rezos y reflexiones. “Se crea una red de apoyo muy fuerte. Estamos más unidos que nunca”, señala Ehlam.

La solidaridad también cobra un papel fundamental. “El ayuno nos ayuda a ponernos en la piel de quienes no tienen comida todos los días. Nos hace más empáticos”, explica Raza. La comunidad musulmana en La Rioja organiza eventos para compartir este periodo con la sociedad. Este año, la asociación AMIN celebró una fiesta de pre-Ramadán, a la que acudieron tanto musulmanes como personas no musulmanas interesadas en conocer su cultura y su religión. “Nos sentimos muy integrados en La Rioja. Cada vez más gente se interesa por cómo vivimos el Ramadán y se acerca a nuestras actividades”, destacan.

El Ramadán, que este año cae en marzo, se adelanta unos doce días cada año debido al calendario lunar. En La Rioja, con días más cortos y temperaturas suaves, el ayuno es más llevadero que en verano. Sin embargo, quienes lo practican insisten en que la fe les da fuerzas, sin importar la estación.

“Es un mes que esperamos con ganas cada año. Más que un sacrificio, es una oportunidad para crecer espiritualmente”, concluyen.

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