Así será la transición hacia la nueva reforma laboral
El Gobierno ha dado un plazo de tres meses a las empresas para que adapten sus contratos temporales a la nueva reforma laboral, que limita este tipo de contratación. Analizamos el camino hacia la nueva legislación con Jesús Lahera, profesor de derecho del trabajo y seguridad social en la Universidad Complutense de Madrid.
Así será la transición hacia la nueva reforma laboral
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Madrid
El Gobierno ha aprobado hoy en consejo de ministros la reforma laboral pactada con empresarios y con sindicatos. Una reforma que es fruto de nueve meses de negociación y de un fino equilibrio entre lo que el Gobierno había pactado, lo que pedían los sindicatos y lo que estaban dispuestos a aceptar los empresarios.
La nueva legislación afecta a la gran mayoría de los contratos temporales porque elimina uno de los más utilizados, el de obra y servicio, y limita el contrato temporal. Más del 80% de los contratos que se firman cada año se verán afectados por estos cambios. A partir de ahora, se reduce el abanico de contratos a tres: indefinido, fijo discontinuo y temporal. Este último tendrá que justificarse y podrá usarse para cubrir la vacante temporal de un trabajador o para afrontar picos de demanda. Si estos picos son previsibles, el contrato se limitará a un máximo de 90 días no consecutivos; y si es imprevisible se podrá alargar seis meses ampliables a 12 si hay un acuerdo con los sindicatos en el ámbito del sector. También se limitan los contratos de formación.
El Gobierno dará un período de tres meses para que las empresas adapten sus contratos temporales a la nueva reforma. A día de hoy, según datos de la EPA, 1,3 millones de españoles tiene un contrato temporal de más de 3 meses... y, por lo tanto, estos tendrán que cambiar de contrato. También pasará lo mismo a los que tienen un contrato de obra y servicios que son 1,5 millones de trabajadores, según la EPA. Estos tendrán un plazo de seis meses para adaptarse a la nueva legislación. Cada año se firman algo más de 8 millones de contratos de este tipo en España.
Además, en esta reforma laboral gana peso el convenio sectorial en detrimento del convenio de empresa, especialmente en cuanto a la negociación de los salarios. Esta era una de las mayores reivindicaciones de los sindicatos. También que se recupere la ultractividad, es decir que cuando un convenio acabe su vigencia se siga aplicando hasta que se acuerde uno que lo sustituya. Esto lo eliminó la reforma del PP y ahora se recupera. Aunque la mayoría de convenios colectivos firmados los últimos años han mantenido esa ultractividad, según los datos de la Comisión Consultiva de Convenios.
Y un tercer ámbito en el que pone el foco la reforma es el de la flexibilidad, a través de varias medidas. Una de las principales es el establecimiento de un nuevo esquema de ERTE para que las empresas puedan afrontar períodos de crisis en el sector o en la economía en general. También incentivos y exoneraciones para que, en lugar de despedir a los trabajadores cuando las cosas van mal, el empresario apueste por la formación de sus empleados. Y no se toca el apartado que deja en manos de las empresas la modificación sustancial de las condiciones de trabajo que introdujo la reforma del Partido Popular de 2012.
En Hora 25 de los Negocios hemos repasado todos estos cambios que incorpora la nueva legislación con Jesús Lahera, profesor de derecho del trabajo y seguridad social en la Universidad Complutense de Madrid, quien considera "un valor en sí mismo" que la reforma haya sido acordada por el Gobierno, la patronal y los sindicatos. En su opinión, la nueva normativa "apunta en la buena dirección con cuatro objetivos: reducir la temporalidad, mejorar los salarios y la formación de los trabajadores, y mantener e intensificar la flexibilidad empresarial".