Esta Nochebuena cenaremos sin besos, qué duro está siendo todo

Barcelona

Es 24 de diciembre, es Nochebuena, pero ¿qué raro es todo, no? Seguro que si ahora mismo cada uno de ustedes me pudiera contar cómo va a ser su Nochebuena, habría tantas como oyentes nos escuchan, pero es muy posible que encontráramos algunos puntos en común. Por segundo año consecutivo en algunas mesas habrá ausencias, las que dejó esa primera ola de la pandemia que nos golpeó de manera imprevista y en la que vimos morir a nuestros abuelos, a nuestros padres, a amigos, a familia preguntándonos que nos estaba pasando. Pasó lo peor, pero seguimos sumando ausencias, lo hacemos hasta el día de hoy, sumando sillas vacías a la celebración que tampoco este año será como antes.

Seguro que todos, ustedes y nosotros, tenemos también en común el miedo y la incertidumbre. A esta hora no sabemos ni siquiera cómo llegaremos a la noche o si nos sentaremos en la mesa los que habíamos previsto. Entre contagiados, confinados y contactos estrechos la organización de la cena de hoy o de la comida de mañana ha sido algo así como una carrera de obstáculos, y a esta hora todavía no sabemos cuántos vamos a llegar a la mesa.

Habremos hecho colas para conseguir pruebas de antígenos, habremos hecho colas para conseguir que nos hagan una prueba, habremos estado llamando y llamando para que nos atiendan en el centro de salud, y al final con la confianza más frágil que nunca, los que creamos que estamos bien cenaremos, no muy cerca los unos de los otros, sin besos, sin besos sobre todo a aquellos que llevan dos años sobreviviendo, los más mayores. Qué duro está siendo todo.

Hoy ni siquiera, al menos en este saludo, voy a decir nada de los que gestionan ni de los que critican a los que gestionan. Esta portada hoy es para nosotros, para ustedes, para los resistentes, para los que besan a sus padres y a sus abuelos en la coronilla porque piensan que es mejor, para los que sacan la fuerza de donde no la hay para poner esta noche la mesa y hacer ver que esta es una Navidad como siempre.

Yo solo puedo desearles toda la suerte y toda la felicidad del mundo. Espero que nuestra compañía les haya ayudado en los peores momentos, les puedo asegurar que la suya a nosotros nos ha empujado todos y cada uno de los días. Feliz Navidad.

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