La oposición no trabaja
Los intentos de desprestigiar a la vicepresidenta Nadia Calviño porque tuvo el coraje de decirle a la cara a Pablo Casado que ya bastaba de hacer política diciendo "barbaridades" desequilibradas también son ridículos
Madrid
Si han oído la sesión de control al Gobierno en el Senado, es normal que se tomen una aspirina. O un paracetamol. No porque el presidente o sus ministros hablen en tono bastante plomo, que parece que va con el cargo, sino porque la oposición no trabaja. Estos del PP no se ganan el sueldo. Los ataques a que Pedro Sánchez convoque para mañana la Conferencia de Presidentes son infantiles. ¿Acaso no afrontamos una ola preocupante de la pandemia? ¿Acaso no conviene que los responsables de las distintas administraciones se coordinen, o al menos se enteren cada cual de lo que hace el otro? Y los intentos de desprestigiar a la vicepresidenta Nadia Calviño porque tuvo el coraje de decirle a la cara a Pablo Casado que ya bastaba de hacer política diciendo "barbaridades" desequilibradas también son ridículos. E ineficaces. Calviño tiene prestigio máximo en toda Europa. Casado, apenas algún seguidor en la tétrica Hungría iliberal. Si la oposición quisiera trabajar, tiene un buen asunto entre manos, un asunto de hoy, en el que no profundiza porque hay que saberse la lección. Es la vuelta de calcetín, total y absoluta que el tierno titular de Exteriores, José Manuel Albares, está imprimiendo a su ministerio. No solo es que su carrera brevísima. Es que ha destituido a todos los cargos anteriores: hoy mismo, al último que quedaba y quien había sido su amigo íntimo y era secretario de Estado para la Unión Europea, Juan González-Barba. Si fuera un tema burocrático, no hablaríamos de él. Pero es que no lo es, cuando en estos días se aborda con el Reino Unido el futuro de Gibraltar. Y cuando se prepara la próxima presidencia española de la Unión Europea. El Gobierno tiene suerte. La oposición está más en la inopia que él. Y no trabaja ni por casualidad. Confunde estudiar los asuntos con ofender, insultar, embarrar y ser descortés. Qué penita pena.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...