Tiempo de turbación

Madrid

Hay días de mala suerte. Días como hoy, en que coinciden noticias que nos producen sonrojo. Y turbación. Hoy nos enteramos de que el primer ejecutivo de Inditex (la empresa de Zara), Pablo Isla, saldará su relación con esa casa recibiendo entre 64 y 80 millones de euros. Y hoy mismo la patronal CEOE ha lanzado una propuesta sobre la reforma laboral en la que se opone a limitar radicalmente, como quieren los demás, los contratos temporales. Incluidos los abusivos, esos que se imponen mediante fraude, y que duran un día, y se concatenan durante meses durante un día y el siguiente. Hasta el infinito. No acepta que se castigue esa práctica indecente. Pablo Isla es un ejecutivo brillante que ha multiplicado por diez el volumen de la empresa de Amancio Ortega, la ha llevado al liderazgo textil mundial y la ha convertido en la primera compañía española. En comparación con otros, seguro que se merece una retribución de primera. Lo que es difícil de justificar es la enorme distancia entre ese finiquito y el sistema de precariedad, incluso de semi-esclavitud que entrañan los contratos temporales de miles de trabajadores. Es una distancia que clama al cielo.