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Diego San José: "La corrupción es un drama para toda España excepto para un guionista de comedia"

El creador estrena en HBO Max 'Venga Juan', tercera entrega de la tragicomedia política que protagoniza Javier Cámara

Javier Cámara en 'Venga Juan' / HBO MAX

Javier Cámara en 'Venga Juan'

Madrid

Entre las numerosas virtudes de la ficción seriada está el tiempo que los personajes tienen para entablar su propia relación con la audiencia. El tiempo para crear unos vínculos que en el caso de Juan Carrasco van más allá. Un personaje que retrata un país, sus miserias y corruptelas, reconocibles en la caricatura para todos, y a su vez un hombre quijotesco, solitario y practicante de un patetismo capaz de provocar tanta ternura como sonrojo. Un personaje enraizado a la mejor tradición cómica de España que sirve de espejo con el presente.

En su evolución, Juan Carrasco ha pasado de ser ministro de Agricultura a intentar fundar su propio partido, de gestionar crisis gubernamentales a querer concurrir a unas primarias. Ahora, en la tercera entrega, titulada ‘Venga Juan’, se enfrenta a su ocaso. En España, cuando sales de la política, expone el creador de la serie Diego San José, solo hay dos opciones: acabar en el sector privado por las puertas giratorias o en un banquillo acusado de corrupción. El personaje al que da vida Javier Cámara se apunta a las dos. En una temporada más oscura, dramática y hasta existencialista Juan Carrasco afronta desde el thriller cómico una cuenta atrás para no entrar en prisión. Por el camino, lidia con su soledad, con su pasado, con las personas que ha apartado o abandonado y también con su entrañable e innata torpeza.

En la trama aparecen los papeles de J. Carrasco, discos duros destruidos, sobresueldos, mordidas de constructores y hasta presos políticos, pero toda la parodia política está al servicio de un personaje que, en su despedida, se entrega a una romántica locura, a un triste esperpento, gracias a la progresión dramática de los guiones y al recital de Javier Cámara en uno de los mejores trabajos de su carrera. Juan Carrasco es ya hoy uno de los personajes más memorables de la ficción española contemporánea.

¿Es cada vez más fácil habitar y escribir este personaje tras todo su recorrido? Lo conocéis más y os permite jugar más

Diego San José: Estamos enamorados del personaje. Javi y yo nos hemos descubierto hablando de Juan Carrasco como si fuera un primo nuestro de Ferrol al que queremos, amamos y nos hemos visto defendiendo en las comidas de catering, parando entre escena y escena, escenas que eran súper incorrectas. Cuidado, a Juan Carrasco hay que entenderlo.

Javier Cámara: Yo oí en una mesa que era un hijo de puta y dije, eh cuidado. Nos levantamos y lo defendimos. Podemos pegar por Juan Carrasco -risas- Es un ser muchas veces injustificable pero lo justificamos. Empatizamos plenamente con él y, de hecho, ese es el primer objetivo de la serie, que la gente empatice con él, que se vea reflejado en alguien tan oscuro en esta tercera temporada.

¿Cómo es entrar y salir de un personaje así en cada temporada? ¿Cómo se crea esa mezcla de ternura y vergüenza?

Javier Cámara: No pensaba que generábamos vergüenza, yo lo hago desde el corazón, te lo juro. Todo lo que hago por Juan Carrasco está justificado, incluso me he peleado a veces y hemos tenido discusiones de hasta dónde de mediocre es. No pienso que provoque vergüenza, cuando lo escucho me sabe mal por él.

Diego San José: Fíjate, ya lo estamos defendiendo. Cómo os metáis con Juan Carrasco vamos a tener un problema con la prensa

Javier Cámara: Me sabe mal pero sí es verdad que como es algo unánime, lo doy por hecho. Es como cuando ves una película tuya por primera vez y piensas, qué mal estoy yo y qué bien todos los demás. Es porque no aguantas tú verte. Juan Carrasco es una especie de espejo de nosotros y lo que sé es que una cuarta temporada sería un esfuerzo grande para nosotros, nos dejamos el alma en el personaje y yo estoy en más del 90% de las secuencias. Es el motor de la serie, es un tipo que no quiere ser moto de nada pero es el motor de todos los problemas. En esta tercera temporada hay algo mucho más oscuro, hemos creado más que un melodrama o una farsa, o una historia picaresca, había momentos donde se mascaba la tragedia. Es un tipo que nunca hubiera querido -spoiler y risas-. Lo siento, soy así de bocas.

En esta temporada hay más drama, es un personaje cada vez más solo

Diego San José: Aparentemente las tres temporadas es una serie sobre política y eso nos ha permitido comunicar a serie. Decir que es una serie sobre política. Y una vez hecho eso y nos ponemos a escribir y rodar, para nosotros es una serie sobre personas que están en política. Un padre que, en este caso, tiene que explicar ante su familia que es corrupto. Nos interesan más esos conflictos que los conflictos ideológicos detrás de la política. En esta temporada, la tercera siempre es determinante, es más oscura porque hemos querido contar el ocaso del personaje, no seguir estirando el chicle de ponerlo en otras situaciones tan ridículas como las anteriores. Si hemos visto a un político ser ambicioso en la primera temporada, si hemos visto a un político en su madurez enfrentarse a sus excompañeros, ahora nos preguntamos cómo acaba un político en España. Y nos salían dos opciones, o bien en el sector privado con las puertas giratorias o bien en un caso de corrupción. Como somos tan ambiciosos como Juan Carrasco, hemos querido hacer todo en uno. Juan Carrasco trabaja en una energética, que es donde hay que estar hoy en día, y además ha sido corrupto. Nos sale más deprimente u oscura porque queremos contar el final de alguien.

Javier Cámara: Tenemos la sensación también de que tres temporadas era perfecto para este personaje. No sabemos qué va a pasar, si a HBO Max le parece un éxito maravilloso y quiere hacer una cuarta, pues habrá que inventarse algo, no lo sé, pero para nosotros esto es el sumun. En la primera temporada, Juan Carrasco quería estar solo, quería tener a su familia lejos, quería disfrutar él su victoria de ser ministro y estar en Madrid. En la segunda, se enfrenta a situaciones que se le escapan de las manos, se enfrenta a mucha gente por mantener esa historia. Y en esta tercera temporada no quiere estar solo, no quiere que todo eso se le eche encima. Es como un niño malcriado, es un tipo que quiere jugar solo pero cuando tiene problemas no soporta estar solo. Para él esa es su tragedia, ha decidido toda su vida estar solo y ahora realmente se ve solo y no sabe cómo solucionarlo.

Hay claras referencias a casos de corrupción política, pero también un retrato de la normalización, o supuesta inconsciencia, de muchas de esas prácticas, ¿estamos narcotizados como sociedad con la corrupción?

Diego San José: Ese es un enfoque importante de la temporada. En los últimos años o la última década con la corrupción ha pasado una cosa que a mí me fastidia mucho. Se considera que la corrupción sobrevenida, la que tú no buscaste, es menos corrupción. Es decir, que alguien que se encontró la corrupción porque se la ofrecieron y simplemente no se negó parece que es menos que decir sí a ser corrupto. Es eso de, claro, a mí me lo ofrecieron, yo no fui a por ello. Esa forma de limpiarse las heridas es la parte más bonita entre comillas -como haría Juan Carrasco-. Como creo que todos tenemos la misma opinión sobre lo que es un corrupto moralmente, dedicar un año de tu vida a hacer una serie que le da la razón al espectador a mí me da mucha pereza. Ya sabemos lo que es un corrupto y lo que nos ponía cachondos era saber de esa gente cuando llega a casa, está sola y no se considera una mala persona. Cuando se miran al espejo, se contarán una teoría según la cual ellos son cojonudos. A mí esa es la teoría que me interesa de un corrupto, qué le cuenta a sus vecinos cuando se los encuentra en el ascensor después de un registro, qué le cuenta a su mujer y su hija que le quieren. Si mi padre fuera corrupto, cómo le miraría, me costaría mucho condenarles. Es muy fácil mirar a un corrupto cuando es alguien ajeno, lo hayas votado o no, pero si es de tu familia o tu amigo, no tanto. La corrupción es un drama para toda España excepto para un guionista de comedia, que es una bendición.

Javier Cámara: Es verdad que a los políticos que no votas los juzgas más que a los políticos que votas. Todos tenemos una doble, triple o cuádruple vara de medir, y muchas veces lo ves en Twitter. Cualquier crítica a un partido que no votarías en tu vida y los quieres asesinar, y si lo hace un político de un partido al que has votado, pues dices… bueno, vamos a ver. Hay que juzgar a todos por igual. Lo interesante de esta serie es eso, hasta qué límite estás dispuesto a llegar para perdonar a este personaje, hasta dónde llegarías tú. Diego pone al espectador ante un espejo y nosotros lo que no podemos hacer es juzgar al personaje. Tenemos que ir con él para que la gente llegue al límite de la vergüenza o al límite de congraciarse con él y decir, pobre hombre, es un eslabón perdido de este marasmo de democracia que tenemos. Queremos que en esta tercera temporada el espectador lo ponga como un pingajo o lo salve.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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