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"Lanzar personas contra una valla fronteriza parece haberse convertido en una actividad diplomática especialmente asquerosa (...) Los historiadores del futuro nos mirarán como hoy miramos a aquellos alemanes que pasaban junto a los campos de exterminio y preferían no enterarse"

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Madrid

Es atroz lo que Bielorrusia está haciendo con Polonia. Los soldados bielorrusos lanzan contra la frontera polaca a miles de migrantes de Oriente Próximo. Los soldados polacos los rechazan con violencia. Y esos infelices, adultos y niños, quedan en tierra de nadie, expuestos al frío y el hambre. Son simples armas arrojadizas de un país aliado de Rusia, con un régimen aún peor que el ruso, contra un país de la Unión Europea que no se distingue por su calidad democrática.

Es atroz lo que Bielorrusia está haciendo con Polonia, pero no es nuevo. Marruecos, Turquía, Libia y algunos otros países utilizan de vez en cuando ese mismo instrumento de presión. Lanzar personas contra una valla fronteriza parece haberse convertido en una actividad diplomática especialmente asquerosa.

Es atroz lo que Bielorrusia está haciendo con Polonia. Se supone que es más elegante lo que hacen otros países, entre ellos España. Pagamos, porque el dinero procede de nosotros, los contribuyentes, a países intermedios para que taponen las rutas de la migración y esos desgraciados no se nos acerquen. A veces, el país-tapón quiere más dinero, o presionar por algo. Entonces pagamos más o accedemos a sus exigencias.

Todo este asunto repugna. Y repugna aún más cuando afirmamos que, para nosotros, todas las personas son iguales y todas las vidas importan. No, no. Hay millones y millones de personas que valen menos, porque no les damos valor. De hecho, hay quien las desprecia y las califica de delincuentes. Qué nivel. Los historiadores del futuro nos mirarán como hoy miramos a aquellos alemanes que pasaban junto a los campos de exterminio y preferían no enterarse.

No creo que nos funcione alegar que estuvimos 35 años en coma. Aunque alguien habrá que se lo crea. Nosotros mismos nos creemos buenas personas. Si eso cuela, cuela cualquier cosa.

 
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