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¿Kosovo o federación kosovar?: la historia del rival de la Selección, al que España no reconoce como Estado

La Roja se juega mucho ante Kosovo en un partido marcado por la geopolítica

La selección de Kosovo escucha su himno nacional en La Cartuja antes de enfrentarse a España el pasado 31 de marzo / EFE

La selección de Kosovo escucha su himno nacional en La Cartuja antes de enfrentarse a España el pasado 31 de marzo

Madrid

La selección española de fútbol se mide este miércoles a la selección de Kosovo (20:45, síguelo en Carrusel Deportivo) en un partido que en lo deportivo se antoja de vital importancia para los nuestros. La posibilidad de evitar la repesca para el Mundial 2022 está muy complicada, sobre todo tras la derrota ante Suecia del pasado sábado. Pero fuera de lo deportivo, concretamente en lo geopolítico, el partido es de sumo interés por la complejidad del mismo. 

En resumen, España no reconoce a Kosovo como Estado independiente. Se enfrenta a ellos porque la FIFA les ha autorizado a jugar, pero para España es un evento deportivo en el que se enfrentan a una federación, a la Federación de Kosovo, pero no le dan al rival al consideración de país.

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España ya jugó y ganó a Kosovo el 31 de marzo de este año. "En la ida, se cuidó mucho de no hablar de país, de hablar de que España jugaba contra la 'federación kosovar", explica Rafa Panadero, jefe de Internacional de la Cadena SER, en El Larguero.

En el España - Kosovo disputado en La Cartuja, el Gobierno de España dio en todo momento a nuestro rival un tratamiento de federación y no de Estado. Algo que, sin ir más lejos, se podía comprobar en el rótulo del marcador de la retransmisión de RTVE, que reflejaba las letras kos para referirse a Kosovo, en minúsculas, en lugar de las habituales mayúsculas que se utilizan ante cualquier rival. 

La historia de Kosovo

Tanto Rafa Panadero como el periodista experto en los Balcanes Ramón Lobo repasaron el conflicto de Kosovo en El Larguero. "El problema es la guerra que hubo con Serbia. Kosovo es el último territorio de la antigua guerra de Yugoslavia que todavía no ha resuelto su independencia", apunta Rafa Panadero.

La Guerra de Kosovo fue un conflicto armado que empezó en marzo de 1998 y finalizó en junio de 1999 merced a la intervención estadounidense y de la OTAN. "Se para la guerra por bombardeos de la OTAN contra el ejército yugoslavo, pero Belgrado nunca ha renunciado a ese territorio. Años después, en 2008, Kosovo llevó a cabo una declaración unilateral de independencia. España, siempre pendiente de sus cuestiones internas, no lo ha reconocido", explica el jefe de internacional de la SER. 

En esta línea, Pandero cuenta: "Me decía una vez un diplomático europeo en Belgrado que pedir que Belgrado reconociera la autonomía de Kosovo era como pedir que España renunciara a Covadonga". 

Ramón Lobo, por su parte, expone lo siguiente: "Kosovo es un país, un país reconocido por 113 países, por casi toda la Unión Europea excepto por cinco países. España no quiso reconocer desde el primer momento por miedo a que esto pudiese comparar con Cataluña o el País Vasco, o que se rompiera un principio que hay en la UE desde la Segunda Guerra Mundial, que es que no se aceptan nuevas independencias. Ahí vivían dos millones de personas, de los cuales 1,8 millones eran kosovares y 200.000 serbios. Era un lugar de castigo donde se mandaba a los funcionarios serbios que digamos que habían sido malos". 

"Serbia aprovechó para invadir ese territorio en 1910 y nunca lo ha cuidado ni le ha importado para nada Kosovo, pero hay tres monasterios muy importantes que son preciosos y lo consideran la cuna de la religión ortodoxa", añade. En base a esto, Lobo argumenta: "Es como pedir a una persona maltratada que regrese con su maltratador porque es bueno para la comunidad...".

Así son los kosovares

Ramón Lobo, gran conocedor de la sociedad, cuenta: "Les recuerdo muy simpáticos. Tienen una presidenta mujer, es una sociedad muy joven. En realidad son albaneses, hablan un albanés distinto al de Albania del Sur. Albania del Norte y Kosovo tienen más que ver. Son productos de la desmembración del Imperio Otomano".

De acuerdo, Rafa Panadero añade: "No tienen sentimiento de ser kosovares, se sienten albaneses. La independencia era una manera de marcar distancia con Yugoslavia, pero su sueño es integrarse con Albania". 

Un buen ejemplo de esto lo ofrecieron los jugadores de la selección suiza de origen albano-kosovar Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri que en el Mundial de 2018 celebraron sendos goles contra Serbia simulando un águila con las manos, en referencia al águila bicéfala que aparece en la bandera de Albania. 

Xhaka celebra su gol ante Serbia en el Mundial de 2018 simulando un águila bicéfala

Xhaka celebra su gol ante Serbia en el Mundial de 2018 simulando un águila bicéfala / Clive Rose/Getty Images

Xhaka celebra su gol ante Serbia en el Mundial de 2018 simulando un águila bicéfala

Xhaka celebra su gol ante Serbia en el Mundial de 2018 simulando un águila bicéfala / Clive Rose/Getty Images

Panadero detalla: "Preguntas a cualquier serbio sobre Kosovo y a todos les cambia la voz, ponen como una voz muy nacional, pero ninguno ha estado en Kosovo...".

Para el jefe de Internacional de la SER, "la solución política pasa por que Kosovo entre en la Unión, y entonces Serbia reconocerá a Kosovo".

Antonio Romero, narrador de la selección española y el Real Madrid en Carrusel Deportivo, lo tiene muy claro: “Yo dije Kosovo y voy a seguir diciendo Kosovo”.

David de Gustín

David de Gustín

Trabaja en la sección de deportes de la Cadena SER desde 2017. Es graduado en Periodismo por la Universidad...

 
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