Populismo en tiempos de crisis
Diego S. Garrocho, profesor de Ética y Filosofía Política en la UAM; François Musseau, corresponsal del diario Liberation y director de Diario Vivo y Mariam Martínez Bascuñán, periodista y profesora de Ciencias Políticas en la UAM, reflexionan acerca del populismo en relación a la crisis de Afganistán
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Tertulia | Populismo en tiempos de crisis
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Madrid
Esta semana se ha producido una de las mayores crisis humanitarias del año: la toma de Afganistán por parte de los talibanes. Miles de personas han iniciado la evacuación del país ante la violencia terrorista. Sin embargo, los discursos políticos han sembrado polémica, sobre todo en redes sociales, por instrumentaliza una crisis y el dolor que ocasiona para llevar adelante su agenda política.
El uso del populismo por la clase política incentiva, además, la polarización del debate público. Para Diego S. Garrocho, este populismo en tiempos de crisis se nutre de la mercantilización del dolor ajeno: “El dolor ajeno es una mercancía política muy preciada. Nos permite distinguir, en escenarios remotos, héroes y villanos y permite activar una de las emociones de gestación más rápidas en política como es el miedo. Un escenario de dolor ajeno se puede traducir en miedo en nuestra proximidad.”
Mariam Martínez Bascuñán considera preciso recordar cómo la intervención en Afganistán se hizo sobre la base de un conflicto del bien y el mal: “Hay que recordar a Bush hablando con maniqueísmo del eje del mal. Cuando hablas en esos términos no existe neutralidad alguna. Como toda lucha contra el mal absoluto se exige a todo el mundo que tome partido. Y ese es el problema de la hipermoralización”. Martínez Bascuñán defiende que, si todo es una guerra contra el mal, no hay término medio alguno.
François Musseau, que fue, además, corresponsal en Afganistán en 1996,explica el concepto de política emocional a través del dolor de la situación en Afganistán: “Todo se pone en el campo de las emociones y parece descartar el uso de la razón, de la posibilidad de combatir argumento contra argumento”. Musseau explica cómo Afganistán, que es un país muy lejano, ha sido juguete de las potencias europeas desde hace muchísimo tiempo: “Es un país que conoce un vaivén permanente entre países occidentales”.
Sobre la respuesta europea a la crisis afgana, Martínez Bascuñán afirma: “Estamos ante uno de los problemas más relevantes de la política internacional que nos pone ante grandes preguntas, y estamos dando respuestas muy pequeñas. No sé si me preocupa que veamos imágenes que nos perturben. El problema es que esas imágenes no acaban por incentivar un debate serio”. El algoritmo de las redes sociales, además, propicia la exposición de opiniones, de juicios de valor y de la cultura del ‘zasca político’. Sobre esto, Garrocho opina que se nos está contaminando la manera de confrontar de las redes sociales.
En cuanto a los prejuicios políticos que existen y a veces opacan la percepción del signo político contrario, Martínez Bascuñán afirma que todos estamos llenos de prejuicios: “Es normal hasta cierto punto. Es seguro que tenemos mas zonas comunes de las que nos hacen creer. Tenemos una visión distorsionada de lo que es la política de la polarización porque tendemos a trasladar lo que ocurre en las políticas centrales al resto de territorios”.