Se creen graciosos
Son entendibles las diferencias y por supuesto las críticas, aunque convendría no tener que aguantar a un senador del PP, sin que el pimpollo Casado le desautorice, que diga públicamente que esta ley se ha hecho para "hormonar y castrar a niños"
Madrid
Simplifiquemos y digamos que el Gobierno aprobó ayer la ley trans. Cuestión compleja, negociación compleja, texto complejo. Tan fino han tenido que hilar ministras y ministros que la ley genera adhesiones y rechazos en colectivos diversos, entre ellos el feminismo más militante.
Son entendibles las diferencias y por supuesto las críticas, aunque convendría no tener que aguantar a un senador del PP, sin que el pimpollo Casado le desautorice, que diga públicamente que esta ley se ha hecho para “hormonar y castrar a niños”. Cierto que se trata del bocachanclas de Rafael Hernando, tan querido por este Ojo, estrambótico personaje con el embudo en la cabeza pero que sigue cobrando de nuestros impuestos.
Por cierto, decíamos ayer que hay que tener paciencia para ver cómo se desarrollan los próximos pasos en las relaciones con Cataluña tras la reunión Sánchez-Aragonès, pero no pensábamos que tanta, que fijar la reunión de la mesa bilateral para septiembre tiene su aquél. No es que se vayan a enfriar los ánimos guerreros de aquí a entonces, es que se van a congelar.
