La libreta del espía
"Lo mejor es grabarlo todo por si acaso y luego, si eso, lo repasas en casa y lo metes en un disco duro por si, años después, las cosas se ponen feas y hay que andar filtrando por ahí"
La libreta del espía
03:31
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1624183785815/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
Es un hecho comprobado que el mayor problema para cualquier organización criminal y/o secreta no es proteger su información, sino acordarse de ella. En las películas todo parece muy fácil: mensajes que se autodestruyen en 20 segundos, agentes con memoria fotográfica capaces de meterse un libro entero en la cabeza... Las cosas no funcionan así de verdad. En la vida real hay que apuntarlo todo porque si no te lías. Se te olvida la mitad; y es que son muchas cosas, así que hasta las organizaciones que trafican, roban o defraudan tienen que llevar una contabilidad que les asegure que la pasta no se despiste por ahí, no vaya a ser que terminen robándose a sí mismos.
Volviendo a las películas, sería el famoso contable de la mafia que al final siempre hay que eliminar para que no vaya con sus papeles a la policía y cuente la verdad. Bueno, no sólo en las películas. Pero resulta que, por lo que estamos conociendo últimamente, el mundo de los espías es todavía peor. Te pasas el día quedando con mucha gente en bares y sitios raros para hablar de un montón de temas, así que lo mejor es grabarlo todo por si acaso y luego, si eso, lo repasas en casa y lo metes en un disco duro por si, años después, las cosas se ponen feas y hay que andar filtrando por ahí. Todo muy profesional, pero echas la tarde encriptando tanto audio y tanto documento y además no es muy práctico para consultarlo todos los días, así que al final, ¿qué haces? Te compras una libreta de las de toda la vida y vas apuntando tus cosas.
Aquí ya no vas con tanto cuidado porque en realidad es algo de andar por casa y ya no tienes ganas ni de inventar, así que, en vez de nombres en clave, a la gente le pones las iniciales, un mote gracioso o ni eso. ¿Que se llama Oliver?, pues tú apuntas “Oli”; Pino, “Pin”; Cosidó, “Cosi”. Y de encriptado nada. Como mucho mala letra para que si te pillan el cuaderno cueste un poco entenderlo. Es la maravilla de la realidad. El día a día de un agente secreto. Lo profesional y lo personal mezclados, de tal forma que uno se imagina ya a nuestros 00/ castizo con anotaciones así:
- Lunes 7. “Oli” avisa que “troll” come con juez para hablar mal de mí.
- Comprar leche, huevos y papel del vater.
- Pasar por Génova, tema borrar cámaras plantas 6 y 7.
- El jueves, dentista a las 8.