Hay vida al otro lado
Solo los fanáticos que únicamente tienen en la cabeza reunirse otra vez en la plaza de Colón, bien apretados con los fascistas, y ya pueden decir misa, se atreven a despreciar el gesto. No tienen arreglo
Madrid
Dejemos que los jueces sigan haciendo con sus togas lo que se les antoja, que a ellos Sanidad no les dice qué hay que hacer, cierren los bares cuando les pete, y vayamos a comentar el artículo de Oriol Junqueras a favor del indulto y, sobre todo, esa renuncia a la vía unilateral hacia la independencia, evidente rectificación de todo lo que los llevó a la cárcel a él y a sus compañeros, comandados por Puigdemont aquel infausto 10 de octubre de 2017.
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No es un avance gigantesco, pero era la señal que el Gobierno de Sánchez necesitaba para saber –y poder mostrar al respetable- que al otro lado hay vida y una posibilidad, por difícil que sea, de emprender un diálogo que nos saque a todos del fango en el que anda sumergido el conflicto con Cataluña.
Solo los fanáticos que únicamente tienen en la cabeza reunirse otra vez en la plaza de Colón, bien apretados con los fascistas, y ya pueden decir misa, pero ahí están, se atreven a despreciar el gesto. No tienen arreglo.