María Pacheco: la Leona de Castilla
Culta y muy instruida desde pequeña, recibió conocimientos de latín, griego, matemáticas, historia y geografía... todo lo cual le permitió convertirse en una muchacha con unos elevados conocimientos del mundo y de la realidad política de Castilla de la que no gozaron la mayoría de las mujeres de su época
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Madrid
Se vio obligada a casarse, con apenas 15 años de edad, por decisión familiar con un joven militar, Juan de Padilla, que poseía rango muy inferior al de su condición nobiliaria, lo que no gustó mucho a la joven, aunque luego se enamoró de él. En el año 1518, debido a la categoría de capitán de armas heredada de su padre, Padilla se ve obligado a trasladarse desde Granada a Toledo, y junto a él su joven esposa. Empieza una nueva etapa turbulenta, marcada por los primeros alzamientos de las Comunidades castellanas contra Carlos I. María Pacheco apoyó a su marido desde el primer momento. En abril de 1520 se formó la Junta de Toledo y, posteriormente, en el mes de julio se crea en Ávila la Santa Junta del Reino de Castilla. Es bien conocido el enfrentamiento que condujo al ejército comunero comandado por Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado hasta el pueblo vallisoletano de Villalar, donde se produjo la batalla contra las tropas realistas del emperador Carlos el 23 de abril de 1521, fecha en la que fueron definitivamente derrotados. Como consecuencia, los tres líderes castellanos fueron decapitados al día siguiente.
En ausencia de su marido, María Pacheco lideró y gobernó la ciudad de Toledo desde mayo de 1521 a febrero de 1522 como último foco de resistencia comunera en Castilla. Tras la huida del obispo Antonio de Acuña a Francia, María se quedó gobernando en solitario, exhortando a los toledanos a la resistencia durante meses de asedios y combates por la ciudad hasta las capitulaciones del monasterio de la Sisla del 25 de octubre de 1521 y la derrota final del movimiento el 3 de febrero de 1522 -día de San Blas- un día antes de que María Pacheco huyera de la ciudad.
Tras ello, María logró refugiarse en la ciudad portuguesa de Braga primero y luego en Oporto donde vivió de la mendicidad de sus respectivos obispos en condiciones muy lamentables. Además, pesaba sobre ella una condena de muerte en rebeldía. María mantuvo firmemente sus ideales de libertad y creencias hasta las últimas consecuencias de su vida (dos de sus apodos fueron el de “brava hembra” y “la leona de Castilla”) y aunque nacida como “Grande de España”, murió en la más ínfima pobreza. En Oporto falleció en marzo de 1531, una década después de la derrota comunera en Villalar. Su hermano Diego Hurtado de Mendoza redactó el siguiente epitafio que glosa su figura: “Si preguntas mi nombre fue María / si mi tierra, Granada; mi apellido / de Pacheco y Mendoza, conocido / el uno y el otro más que el claro día / si mi vida, seguir a mi marido / mi muerte en la opinión que el sostenía / España te dirá mi cualidad / que nunca niega España la verdad”.