"Las leyes cambian sin parar pero seguimos con la misma ratio de alumnos de hace treinta años"
Hablamos con Daniel Prieto, profesor y director de instituto, sobre el vaivén de leyes educativas sin consenso aprobadas en la democracia: "Cambiar una ley cada dos por tres supone una burocracia tremenda para los centros y los profesores pero no resuelve los problemas de fondo. Debería haber dos leyes, una para lo que hacemos de verdad en las aulas y otra para que los políticos discutan"
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"Las leyes cambian sin parar pero seguimos con la misma ratio de alumnos de hace treinta años"
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Madrid
Daniel Prieto tiene 46 años y de ellos la mitad trabajando como docente, una carrera en la que ha tocado todos los palos: maestro de primaria, profesor de secundaria, jefe de estudios y ahora director en el instituto Rayuela de Móstoles (Madrid). 'Cuando hice la carrera de Magisterio nos formaban ya para la LOGSE y desde entonces pues me han tocado todas las demás hasta ahora'.
Daniel, como la inmensa mayoría de los docentes con cierta veteranía en las aulas ha tenido que ejercer su profesión al son de distintas leyes educativas, a razón de una media de cinco o seis años desde el arranque de la democracia. Y a partir del próximo año sumará tendrá que implementar la última, la bautizada como Ley Celaá, que este martes finaliza su tramitación en el Senado.
Con él hemos charlado en La Ventana sobre lo que supone para el día a día en las aulas esta proliferación de leyes educativas usadas normalmente como arma arrojadiza. 'Hay un tiempo para revolucionar y otro para evolucionar. Puede ser necesario a veces cambiar todo de arriba a abajo, pero en la mayoría de las ocasiones la auténtica evolución es mantener aquellas cosas que sí funcionan e ir cambiando o mejorando las que no. En ese sentido tener una nueva ley puede no ser malo pero lo de cambiarla cada pocos años solo porque llegue un nuevo Gobierno ya es más discutible', nos ha contado.
Como Daniel ya tiene experiencia en cambios legislativos sabe de lo que habla y eso se resume en una palabra: burocracia. 'Cuando cambia una ley, sobre todo eso lleva aparejado un montón de papeleo y trabajo burocrático en los centros, que nos absorbe mucho esfuerzo y mucho tiempo que no podemos dedicar a otra cosa, como innovar, mejorar la enseñanza con las tecnologías y en definitiva atender a las necesidades de nuestros alumnos. Tenemos que cambiar toda la programación, reasignar horarios y muchas veces empezar de cero tirando abajo planes que habían empezado a funcionar en los centros. Supone mucho desgaste para cosas que normalmente no sirven para mejorar el aprendizaje ni la formación en las aulas'.
Y eso por no hablar de la incertidumbre y provisionalidad que este baile de leyes provoca en el trabajo de los docentes. 'Parece que tenemos que estar pendientes de quién va a ganar las siguientes elecciones para saber si nuestro trabajo va a servir, va a tener continuidad o no. A veces pienso que haría falta no una nueva ley sino dos: una sobre las cosas que realmente se hacen en las aulas, que muy posiblemente se podría acordar por consenso en la comunidad educativa, y dejaría la segunda para que los políticos puedan discutir sobre todo aquello en lo que no se ponen de acuerdo. Realmente creo que la educación debe sacarse de las cuestiones ideológicas'.
Daniel Prieto cree que las leyes apenas influyen en los problemas reales de la educación porque no abordan los problemas estructurales sino que se centran muchas veces en asuntos accesorios. 'Cambian las leyes pero la ratio de alumnos, por ejemplo, sigue siendo prácticamente la misma que hace treinta años. Y ya le digo que cambia mucho dar una clase con 20 alumnos en el aula que hacerlo con 30 ó 35. Ese marco puede cambiar mucho la adquisición de conocimientos, la concentración de los alumnos, su participación en clase, o la cantidad de conflictos pero de eso no se debate en las leyes'. Tampoco de la formación y la estabilidad de unas plantillas de profesores limitadas y con un alto grado de interinidad.
'El trabajo docente es un trabajo a largo plazo donde buscar respuestas para preguntas de fondo. Cuando yo llegué a la dirección del instituto tuve que presentar un proyecto docente. Recuerdo que en ese momento pensé en la educación que querría para mis hijos y no en qué enseñarles hasta las siguientes elecciones'.