Por decencia, por inteligencia
Ya tenemos el caldo de cultivo preciso para que el más repugnante racismo crezca en España y el resto de Europa. Si no queremos que se inocule en esa población que siempre teme al pobre y al distinto, tendremos que cortar el odio de raíz
Por decencia, por inteligencia
01:24
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Decíamos ayer de la mucha importancia que se debería dar a la inmigración, y que no se hace. Para tener una idea de qué estamos hablando, apuntemos que aquí viven casi 800.000 marroquíes y 700.000 rumanos, los más numerosos, además de 133.000 ecuatorianos o 60.000 senegaleses.
Ya se buscan ellos el pan, nuestro bienestar les debe un reconocimiento que nunca tienen, pero la vida, como es obvio, no siempre les sonríe. ¿Hacen falta sucesos tan vergonzosos como la nave de Badalona, ese lugar infernal, para admitir que algo estamos haciendo mal?
Tendremos que reconocer que de aquel infierno de gentes sin presente, y mucho menos futuro, solo pueden salir dolor y angustia. Y muy posiblemente, acompañados de un rencor difuso contra una sociedad que les maltrata.
Así que ya tenemos el caldo de cultivo preciso para que el más repugnante racismo crezca en España y el resto de Europa. Si no queremos que se inocule en esa población que siempre teme al pobre y al distinto, tendremos que cortar el odio de raíz. Por humanidad. Por inteligencia.